Versos - A PROPÓSITO DE SEMANA SANTA TAMBIÉN TE CLAVÉ YO (alejandrinos, con rimas externas e internas) En Tu cruz me he fijado, me lloraban los ojos por haberte clavado, que también yo lo he hecho cuando mucho he pecado, porque el diablo al acecho me incitaba el malvado. No le puse cerrojos y cerca de mí ha estado, sembrándome de abrojos muy bien disimulado lo agreste y el repecho por donde he caminado, que sólo era barbecho y ahora que Te he mirado, me siento ser despojos. Tu mucho sufrimiento nadie nos merecemos si el arrepentimiento no es cierto y no es leal; yo, Señor, sí lo siento. Me fui de los extremos dejando el campamento, sanada mi moral y ahora pondré el acento por convertir blasfemos, que gracias a Tu aliento renieguen de su mal. AQUEL QUE CARGA NUESTROS DESATINOS Aquel que ves venir por el sendero, infinita tristeza en su mirada, con la faz crüelmente ensangrentada y en el hombro cargándose un madero, es el que al mundo y universo entero creó con sus poderes, de la nada y ahora, ya lo ves, lleva encorvada su figura, quien es todo y primero. Es Jesús, al que pesan los pecados que cometen los hombres a porfía haciéndole sufrir. Como no cejan, generoso al llorar, tiene morados sus ojos, como igual los de María, pues unos en los otros se reflejan. Cristino Vidal Benavente.
|