Versos - La lluvia de otoño Era la lluvia serena y las canales lloraban igual que la Magdalena y en el suelo rebotaban las gotas en las baldosas con un monótono ruido y se elevaban briosas dibujando un estampido. Los pájaros acudían desde todos los senderos y prontamente metían su cuerpo en los agujeros donde tenían el nido, buscando un lugar seguro por haber allí nacido, en el tejado o el muro. Olía a tierra mojada, respirar era delicia y también una gozada esa brisa que acaricia. A lo lejos, las ovejas balaban con mansedumbre y por chimeneas viejas salen humos de la lumbre. Las gentes van caminando rápidas a sus quehaceres y se paran, platicando, sobre todo las mujeres, pero no por mucho tiempo, porque la lluvia es constante como siempre en entretiempo y hay que seguir adelante. Se ve a la gente feliz, que la lluvia beneficia a todos sin un matiz, pues sólo bueno propicia. Saliendo de las escuelas los niños salen cantando, obviando las pasarelas y acaban chapoteando. Cristino Vidal Benavente.
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