Versos - ¿No podemos cambiar? Me acuerdo de aquellos ricos del pueblo, cuando era niño, a los que ahora me ciño y salen hechas añicos las riquezas que no fueron tales, porque no lo eran y, además, aunque lo fueran, para nada les sirvieron. Tan sólo se distinguían de los demás ciudadanos en que fueron más ufanos, porque algunos se creían que tener un par de mulas y tierra en el otro lado, ya habían abandonado el caminar a reculas. Ni ricos ni lo contrario, pues como pobres vivían y en realidad tenían por vida un triste calvario, pues con la gente corriente no alternaban para nada; menos con la acomodada, que tuvo siempre presente el guardar cierta distancia con esta clase ignorante, que se pensaba importante, mas carente de importancia. Querían equipararse a gentes de pedigrí, mas no les daban el sí y era por no contagiarse de lo cutre en expresiones y modos de comportarse, pues querían compararse yo no sé por qué razones, con lo que pensaban ellos que fuera la aristocracia pero por falta de gracia sus muy poquitos destellos para nada relucían, pues eran la mala copia de los otros y en la inopia sin querer permanecían. Anda que también la crema de la alcurnia, vaya, vaya, pues se saltaban la raya queriendo ser el emblema del orden y la cultura, diciendo que el mundo iba tan bien, porque los de arriba lo pusieron a esa altura. Unos y otros se marcharon, vayan benditos de Dios y a ver si siguen en pos los que después nos llegaron, porque de alguna manera parecen de aquéllos clones, pues no se les ven razones para cambiar lo que fuera antaño una incongruencia, así que estamos igual o peor y esto es un mal de este pueblo y es la herencia de un gen que es tan exclusivo que sólo nos pertenece a nosotros y parece mucho más que recidivo. Puede que sea pesimista, pero así siempre lo he visto y entiendo que todo Cristo tiene este punto de vista o al menos así lo expresan, casi en las mismas palabras, por lo que están como cabras o una mentira confiesan. Cristino Vidal Benavente. |