Versos - La limoná Antiguamente era un rito que se hacía en la taberna entre la gente que alterna y que gastaba poquito. En un barreño se hacía y el agua que se le echaba de siempre se procuraba que fuera de la más fría y con limones mezclado, se metía el vino en él desde la jarra, a granel, con azúcar de prestado. Alguna gente agregaba coñac aunque poco fuera, pero de cualquier manera la cosa muy bien quedaba. Se ponía en una mesa y la gente alrededor, quitándose así el calor que es lo que les interesa. Solamente había un vaso en el que bebían todos y se empinaban los codos sin ninguno perder paso. Se compraban “alcahuetas” juntamente con tostones y comenzaban los sones de chistes y cuchufletas y así pasaban la tarde por muy poquito dinero y el pobre del tabernero, que Dios en su gloria guarde, se cabrea grandemente, pues se llevaba a la caja solamente una miaja del dinero de esa gente. Recuerdo de una ocasión según alguien me contara, que una moneda llegara a tema de discusión, porque había que partir lo que era una perra chica entre dos y uno se pica y ya se quería ir dejando la cosa calda, a lo que el otro responde que puede meterla donde ya se termina la espalda. Estuvo muy extendida esa limoná dichosa, mas siendo tan exitosa ya ha pasado a mejor vida, que ahora se impone el cubata o la caña de cerveza y toda aquella simpleza, no la admite ni una rata. Tiempos de extrema pobreza pero llenos de ilusión, que llevo en el corazón entre alegría y tristeza. Cristino Vidal Benavente.
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