Versos - La chopera Un largo reguero había que por el valle bajaba y a sus lados se encontraba un bosque que lo cubría y su agua era apacible además de cristalina, al mismo tiempo que fina y por eso apetecible. El bosque era una chopera, tronco blanco y hoja verde y la vista se te pierde de tan larga como era. El sol no la penetraba, que se quedaba en la copa y más abajo una tropa de avecillas, que cantaba con más de mil y una voces y dentro de la espesura el ruido era de locura, como si hubiese altavoces. Cuando los fríos llegaban, los altos chopos perdían las hojas que antes tenían y desnudos se quedaban. Los pájaros emigraban y quedaba la chopera triste hasta la primavera en que alegres regresaban y competían de nuevo con sus trinos cada día en sonora algarabía, consumando así el relevo. Y de refugio servía al perseguido conejo, para salvar el pellejo en alguna cacería, pues allí en gustoso encierro a todos confiado reta: al hombre, con su escopeta y a su compañero el perro Cristino Vidal Benavente. |