Versos - Atardecer en La Mancha Iba por la carretera en dirección a Toledo, en ambos lados viñedo y es que por La Mancha era. Pronto apareció el ocaso y el sol, como aro radiante, se agrandaba a cada instante y luego quedaba laso a punto de fenecer dándole paso a la noche, poniendo un hermoso broche al día y su acontecer. La ruta del astro rey como si fueran más soles, seguían los girasoles por imperativa ley. Un molino en su perfil en lo más alto del monte, destaca en el horizonte sobre nubes en añil. Es la tierra de Castilla padre y madre del honor, la nobleza y el valor, todo de buena semilla. Me imaginaba que al trote trayendo en ristre la lanza, venía con Sancho Panza el inefable Quijote, deshaciendo los entuertos que a su paso se encontrase, fuera cual fuese su clase con resultados inciertos. La Mancha me recordó del de la Triste Figura, aquella hermosa locura que tuvo hasta que murió, pues si ya mal no recuerdo en la losa que lo entierra se escribió y esto me aterra: vivió loco y murió cuerdo. Cristino Vidal Benavente. |