Versos - Máximas 19 Repartiendo la alegría parece que la aumentamos, por tanto la repartamos desde que amanece el día. Me conozcas tú o no no me importa demasiado, mas siempre me he preguntado si es que me conozco yo. A la hora de jugar debes pensar en el juego y cuando termine, luego, eres libre de pensar. Dialoga con un amigo de todo lo que prefieras, pero si guerra quisieras ha de ser con enemigo. Al nacer somos iguales, después la igualdad no existe, pues a unos la vida viste y a otros los deja en pañales. Tan sorprendente es la vida que encumbra dándote suerte y a veces te deja inerte propiciando tu caída. Sólo una ley en verdad, diría que ley de leyes, la acatan hasta los reyes: la ley de la gravedad. Al dolor le sigue el llanto, pero nunca a la alegría; con esto ya estoy al día de por qué he llorado tanto. Tienes la ilusión perdida que era tu gran asidero, ahora queda un agujero por donde escapa la vida. Si no te llamo no vengas, porque nunca te he llamado desde que me has traicionado, por muchas ganas que tengas. No sé si podré aguantar que lejos estés de mí; si igual te sucede a ti de separarnos, ni hablar. ¡Ay, qué solo me he quedado! No sufras por eso, bolo, preferible es estar solo a estar mal acompañado “Quien no tiene un enemigo es que no vale gran cosa”; la sentencia es asombrosa y entenderla no consigo. No critiques sin motivo, ni siquiera si lo tienes; mejor será que te frenes y te muestres comprensivo. Lo mejor de los consejos, ninguna duda te quepa, es que son de buena cepa cuando vienen de los viejos. Si en algún ataque piensas, antes de llevarlo a cabo mira si el otro es muy bravo y cuáles son sus defensas. El refrán no tiene yerro y por eso es que es tan bueno: quien da pan a perro ajeno, pierda pan y pierde perro. Quien tropieza una y diez veces se merece tropezar, porque no sabe mirar por culpa de sus sandeces. Haz a lo pequeño caso, que todo importancia tiene; ya ves que si a mano viene una gota colma el vaso. Cristino Vidal Benavente. |