Versos - Máximas 3 No pagues al chantajista lo que el chantajista pida, que si lo haces, de por vida tu nombre estará en su lista. Cuando yo estaba en el suelo nunca me diste la mano y aunque me llames hermano no me sirve de consuelo. No fíes en la derecha, de la izquierda echa a correr y te empezarás a ver libre de toda sospecha. Si me subes hasta el cielo es que de mí algo esperas y si no lo consiguieras, me arrastrarás por el suelo. Verás que el número uno está posterior al cero y aunque éste sea el primero vale menos que ninguno. Es casi todo mentira, es casi nada verdad, sólo ve la realidad el que con cuidado mira. Mejor que nadie se ufane ante un pensamiento suyo ni magnifique su orgullo, pues luego a todo hay quien gane. Si en ti me apoyo, mi amigo y un mal consejo me das, como tú comprenderás no necesito enemigo. Aquél al que ves tan alto no es que tenga tanta altura, es por tu propia estatura, pues de altura estás muy falto. De lo malo debes irte, pues si pronto no te vas, luego tiempo no tendrás de poder arrepentirte. A los padres se les dan todo respeto y cariño, comenzando desde niño hasta que al final se van. Lo que yo digo va a misa mientras que lo tuyo no, así se expresa el gachó cuando cambia de camisa. No sientas vergüenza alguna por tu humilde condición, pues nos da la salvación quien nació en humilde cuna. Quien diga que no se vende puede que tenga razón, pero los hay a montón que de su precio depende. No te canses de pedir para los que nada tienen, pues si las malas te vienen de ello puedes recibir. Construyamos una malla de material bivalente, por la que entre buena gente y la mala se nos vaya. Democracia y libertad, Patria, Dios, orden y honor, mejor fuera el opresor título de propiedad. Desecha lo que sea fútil, quédate con lo importante por ser más gratificante, más adecuado y más útil. Hay tiempo para llorar y tiempo para reír, hay tiempo para decir y tiempo para escuchar. Te curas del pesimismo empleando la ironía, a lo que yo añadiría que reírse de uno mismo. Los pecados que cometen los pobres desarrapados para mí no son pecados, pero a mí no me competen. Si pecan los poderosos, como son tan principales, son pecados veniales y se quedan tan airosos. Cristino Vidal Benavente. |