ANÉCDOTAS CARPEÑAS - MAGDALENO AHIJADO Como buen aficionado a los toros, Magdaleno se fue de ilusiones lleno y muy bien acompañado a Talavera a la feria, que allí de toda la vida ha visto alguna corrida, pues es una plaza seria. Iba con varios paisanos, a su hija también llevaba, pero luego la entregaba y la ponía en las manos del gerente de un tiovivo, diciendo “tome un dinero y que lo disfrute entero y espero sea comprensivo”. Y se fueron a la plaza contentos a ver los toros; se les veía por los poros que eran forofos de raza. Los toros no eran de casta aunque esto siempre ha pasado: el público cabreado y los toreros más pasta. Termina, por fin, la fiesta, piensan en la carretera y van al taxi que espera y que a volver ya se apresta. Magdaleno y su cuadrilla con tanta prisa han salido, que han cometido el olvido de dejarse la chiquilla. Y más remedio no tienen que de nuevo regresar y a la niña rescatar y con ella ya se vienen. El dinero que dejó ya todo se había gastado, así que por despistado más dinero le costó. La niña dio tantas vueltas que del tiovivo bajó llorando y luego quedó con las tripas bien revueltas. Cristino Vidal Benavente. |