ANÉCDOTAS CARPEÑAS - EL TÍO ROZNIQUE Este hombre, por costumbre, tanto tabaco fumaba que su boca asemejaba la chimenea de la lumbre. Decía el médico entretanto, que si fumaba sin tino pronto tomaría el camino que lleva hasta el camposanto Después de mucho explicar, consiguió nuestro galeno que aminorase el veneno que tragaba sin cesar. Un cigarro autorizaba sólo tras cada comida y así alargaría la vida al par que la mejoraba. Cuando llegaban las doce metía a la mujer tal prisa, que de verle daba risa por su insistencia y su goce. Y la pobre le reñía diciendo:”que es por tu bien, que ya fumaste hasta cien”, pero él ni caso le hacía. Y sonriente exclamaba: “si un cigarrillo he fumado el médico lo ha mandado” y razón no le faltaba. Y es hora ya de que explique quién era este fumador que pactó con el doctor: se trata del tío Roznique. Cristino Vidal Benavente. |