Si no fuera por la crisis Si no fuera por la crisis, José María Barreda ganaría las elecciones del próximo año sin bajarse del coche oficial. Si no fuera por la crisis, el PSOE barrería del mapa electoral al PP; sería algo así como cuando Adolfo Suárez, “Jr”, llegó a Castilla-La Mancha creyendo que se trataba del cortijo de su suegro, Samuel Flores, y luego se percató que estaba en una tierra donde la gente sabe discriminar, sabe diferenciar un vino criado de otro picado, y dominan la brújula que les llevan a los territorios que han elegido para asentarse, echar raíces, tener hijos y vivir con dignidad. Si no fuera por la crisis, el candidato manchego Barreda le sacaría los colores a la candidata madrileña Cospedal, ya no sólo por los méritos del socialista (que también), sino por los deméritos de la conservadora extremista, capaz de meterse en numerosos barrizales que logra abandonar pero con las manos sucias y los tacones llenos de mierda. Sin embargo, Barreda tendrá que emplearse a fondo por culpa de una crisis que no la ha provocado él, pero que fue él el primero de su partido en reconocer la grave situación y en aplicar medidas que siempre buscaron reducir el gasto de funcionamiento pero manteniendo la inversión en los pilares del Estado de Bienestar. Todo ello, al mismo tiempo que el presiente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, negaba la mayor y se dedicaba a una guerra semántica absurda e infantil sobre la recesión, desaceleración y otras tantas tonterías dialécticas que nos condujeron a esos cuatro largos millones de parados. Si no llega a ser por Zapatero y por la crisis, Barreda habría dejado en evidencia a la impostora que quiere ser manchega, cuando vive, trabaja y tributa en Madrid. Pero no, María de los Dolores de Cospedal perderá las elecciones por la mínima (entre uno y dos diputados), se presentará ante su partido como la lideresa que mantuvo en jaque, con distintas argucias (algunas de ellas de dudosa legalidad), al bastión socialista…y si te he visto no me acuerdo. Si no fuera por la crisis, María de los Dolores de Cospedal, que sólo es aceptada por diez de cada cien castellano-manchegos, mientras que Barreda recibe el apoyo del 55,1%, según el Centro de Investigaciones Sociológicas, acabaría pidiendo perdón a todos los castellano-manchegos por los cuatro años de política de tierra quemada, con traiciones incluidas, aunque para ella esto es, llana y sencillamente, “hacer oposición”. ¿Dónde habrá aprendido esta mujer a hacer política, porque Esperanza Aguirre, su mentora, nunca pisa la línea roja? Eso sí, gracias a la crisis y a Zapatero, dentro de dos años nadie hablará de Cospedal en Castilla-La Mancha, porque está claro (y acepto apuestas) que la secretaria general del PP desaparecerá de la región para volver a su tierra madrileña y formar parte de la candidatura de Mariano Rajoy, siempre y cuando en el PP no haya un levantamiento contra sus actuales líderes, incapaces de conseguir que (con la que está cayendo) situar a Rajoy por encima de Zapatero. Ni en una sola encuesta, ni siquiera las elaboradas por la caverna mediática, gana el gallego en simpatía al leonés, y eso que éste tampoco es la alegría de la huerta. ¡Ay si no fuera por la crisis! Si no fuera por la crisis y por Zapatero, Barreda no tendría ahora que estar limpiando constantemente su árbol genealógico de los insultos y difamaciones a la que es sometido a diario por las huestes de la impostora Cospedal. Carlos Iserte |