DEL AMOR AL PRÓJIMO Vosotros os apretujáis alrededor del prójimo y teneís hermosas palabras para expresar ese vuestro apretujaros. Pero yo os digo: vuestro amor al prójimo es vuestro amor a vosotros mismos. Huis hacia el prójimo huyedo de vosotros mismos, y quisierais hacer de eso una virtud: pero yo penetro vuestro "desinterés". El tú es más antiguo que el yo; el tú ha sido santificado, pero el yo, todavía no: por eso corre el hombre hacia el prójimo. ¿Os aconsejo yo amor al prójimo? ¡Prefiero aconsejaros la huida del projimo y el amor al lejano! Más elevado que el amor al prójimo es el amor al lejano y al venidero; más elevado que el amor a los hombres es el amor a las cosas y a los fantasmas. Ese fantasma que corre delante de ti, hermano mío, es más bello que tú; ¿por qué no le das tu carne y tus huesos? pero tú tienes miedo y corres hacia tu prójimo. No conseguís soportaros a vosotros mismos y no os amáis bastante: por eso queréis inducir al prójimo a que ame, y doraros a vosotros con su error. Yo quisiera que no soportaseis a ninguna especie de prójimo ni a sus vecinos; así tendríais que crear, sacándolo de vosotros mismos, vuestro amigo y su corazón exuberante. Invitáis a un testigo cuando queréis hablar bien de vosotros mismos; y una vez que lo habéis inducido a pensar bien de vosotros también vosotros mismos pensáis bien de vosotros. No miente tan solo aquel que habla en contra de lo que sabe, sino ante todo aquel que habla en contra de lo que no sabe. Y así es como vosotros habláis de vosotros en sociedad, y, además de a vosotros, mentís al vecino. Así habla el necio: "el trato con hombres estropea el carácter, especialmente si no se tiene ninguno" (Friedrich Nietsche, Así hablo Zaratustra;1844-1900) |