UN BUEY PRODIGIOSO Una vez, cuando el Ministro de Justica Tokudaiji era jefe de la policía imperial, celebraba una reunión de sus ayudantes en la puerta media cuado un buey que pertenecia a un cacique local llamado Samukele se soltó y comenzó a vagar por el edificio del Ministerio. Subio hasta la tarima donde estaba sentado el jefe y allí se quedo rumiando.Todos estaban seguros de que esto era algún portento grave, y ordenaron que el buey fuera enviado a un adivino de Ying-Yang. Sin embargo, La Emperatriz, esposa del Ministro de Justicia, dijo: "Un buey no debe de ser objeto de discriminación. Tiene patas - No hay ningún sitio al que no pueda ir -, No tiene sentido privar a un cortesano mal pagado del perverso buey que necesita para ir a la Corte". Regresó el buey a su propietario y cambió la superficie sobre la que había estado. Ningún acontecimieto adverso de ningún tipo ocurrió después. Dicen que si ves un prodigio y no lo tratas como tal, su carácter como prodigio queda destruído. (Kenkö, Japón, Siglo XIV) |