VERSOS - LAS REBAJAS “Ya llegaron las rebajas,” así dice El Corte Inglés, bajando de cinco a tres y a pasarse por las cajas, que El Corte Inglés está pobre y tendremos que ayudarle, por lo tanto hay que pagarle con aquello que nos sobre, que ya pasaron las fiestas y el dinero no gastado más vale ser empleado en rebajas como éstas. Cinco, seis o siete horas esperando ante las puertas hasta que fueron abiertas, han estado las señoras. Se meten a trompicones, se empujan unas a otras resoplando como potras, pisándose los talones no se vayan a acabar aquellas prendas que vieron y que en sus manos tuvieron y no pudieron comprar, porque el precio era muy caro o al menos lo parecía, pero llegado este día lo comprarán sin reparo. Sigamos a una señora y tomémosla de ejemplo de las que están ya en el templo de la manipuladora religión del consumismo, que tiene como precepto que te aprendas el concepto que tienen del dirigismo. Coge la prenda elegida que por cierto es una blusa que hasta el verano no usa y prosigue su batida. Un pantalón va a probar y aunque pequeño le queda ya lo pondrá cuando pueda diez kilos adelgazar. A un pareo de algodón le echa corriendo la mano, pues piensa que en el verano le irá con el pantalón. Ve una chaqueta de cuero y cuando la va a coger se adelanta otra mujer y llega hasta ella primero. Tiran de ella cada una y la chaqueta deshecha, la culpa a la otra le echa y al final para ninguna. Las mujeres se dan voces y allí queda la chaqueta pareciendo una bayeta y luego se van veloces, que hay que seguir agregando más cosas a su carrito y este pongo y este quito las compras van aumentando. La señora se encamina muy resuelta y muy segura, dirigiendo su andadura a los chismes de cocina. Allí ve un exprimidor y pensando que le falta lo coge, pero le asalta la duda por el color y lo desecha certera que aquí cojo y allí pillo, un rojo y un amarillo más parece la bandera. Pasa por donde hay zapatos y un par se prueba y le viene, son más feos que los que tiene, mas los compra por baratos. Se va a la parafarmacia y allí se compra una crema para cuando el sol la quema, que no la hace mucha gracia. Falta mucho hasta el verano, pero tan poco ha costado que por eso la ha comprado y así ya la tiene a mano. Un traje de seda ha visto y mirándolo se queda y no se fija en la seda, que se fija en el modisto. Este modisto es de fama y tiene nombre francés por lo que este traje es ideal para una dama. En este momento piensa sin ocultar su perfidia, que va a causar mucha envidia y su alegría ya es inmensa. No quiere probarse el traje porque teme que no cabe, pero piensa que ella sabe adelgazar con coraje. Revisa la mercancía y toda cabe en el carro y piensa que algún cacharro puede comprar todavía, pero al abrir la cartera ve que ya hay poco dinero por lo que en un avispero se iba a meter si siguiera y no se quiere aherrojar pagándolo todo a crédito, pues el capital más rédito demasiado iba a sumar. Tras haberse convencido, coge el carro y se va a casa a ver que es lo que allí pasa cuando vuelva su marido el cual no tardó en llegar, que es cerca del mediodía cuando cansado venía del taller de trabajar. Lo que sucedió después por decoro no describo y lo dejo en un archivo, que muy doloroso es. Ya no pongo ningún pero a lo que dijo y me trago y con mi adhesión le pago, el ínclito Zapatero, pues la crisis ya se ha ido y bien se ve en las rebajas, pues se han llenado las cajas del dinero que ha salido a montones de la banca que se portó generosa, pero la gente es ansiosa y se ha quedando sin blanca. Cristino Vidal Benavente.
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