Cedillo del Condado - Toledo

Me ha encantado este articulo publicado en " La Voz de Galicia" , ya algo antiguo de Onega para mi un gran periodista

Suerte para todos


Fernando Onega

28 de diciembre de 2011




Hemos pasado del Gobierno de los brotes verdes al Gobierno de los brotes marchitos. Con Zapatero y Elena Salgado siempre había un brote al que agarrarse mientras caíamos al abismo. Con la trinidad Rajoy-Guindos-Montoro, no habrá ningún brote mientras ellos no lo siembren y lo dejen crecer. Dicho en términos médico-religiosos: Zapatero era un gobernante que creía en la curación por la palabra, al estilo de los milagros del Nuevo Testamento, para tranquilizar a los mercados y evitar la desesperación de los administrados; los ministros de Rajoy, a pesar de ser mucho más creyentes, están de vuelta de las palabras y sus efectos mágicos y solo creen en la curación quirúrgica; es decir, por medio del bisturí.

De esa forma, nos vamos a hartar de escuchar negros augurios. Cada vez que un agente gubernamental abra la boca, será para decirnos lo mal que estamos, lo mal que nos han dejado los socialistas y lo mucho que tenemos que poner de nuestra parte para salir de la unidad de cuidados intensivos. No os preocupéis: esta enfermedad, como la juventud, se cura con el tiempo: en el momento en que los ministros actuales empiecen a ser responsables de los resultados, empezarán a ver el panorama más positivo, más alentador y quizá no vean los brotes verdes, pero sí comenzarán a ver la salida del túnel. Así ha ocurrido siempre. Es ley de vida? política.

¿Estoy insinuando que el ministro Luis de Guindos, el que nos alertó de la entrada en recesión, está exagerando la nota pesimista? No, por Dios. No exagera nada. La caída de la economía que comunica es la que estaba ya anunciada por gabinetes de estudios y organizaciones internacionales. Desgraciadamente, no hay un solo dato que permita una visión más optimista. Lo que ocurre es que el aprovechamiento de cualquier acto para comunicar la recesión y sus desgracias no es solamente informativo; es la preparación de la opinión pública ante la avalancha de reformas y ajustes. Si de las palabras de un ministro se pudiera obtener la conclusión de que la economía se recupera sola, la sociedad no justificaría la dureza de esas medidas.

Lo que le pido a De Guindos y a sus compañeros de Gabinete es que, obsesionados como están por ser los primeros ministros del mundo que dicen la verdad, no describan el panorama como las siete plagas de Egipto, que caerán sobre nosotros sin remedio. Dígannos, al mismo tiempo, que nos van a sacar del precipicio. No les pido el detalle de sus decisiones, que no han tenido tiempo a elaborarlas; pero plantéennos, aunque solo sea como remate de sus discursos, que tienen alguna solución. Por ahora solo hablan de recortes. Y eso resuelve las ansias de los mercados, pero no la comida del contribuyente español.