-Los bandazos políticos del Gobierno de Zapatero en materia económica han provocado unas consecuencias jurídicas que llegarán al Tribunal Supremo. En los próximos días, la Sala Penal del Alto Tribunal recibirá un auto de inhibición del Juzgado de Instrucción Número 1 de Madrid, que instruye una querella que acusa al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y a los vicepresidentes De la Vega, Salgado y Chaves, de un presunto delito de falsedad en documento público. Así se desprende del auto notificado a las partes el pasado 2 de septiembre.
La querella también se extiende a Pedro Castro Vázquez, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, y a Fernando Pérez Sánchez, director general del Secretariado de Gobierno del Boletín Oficial del Estado (BOE).
El motivo de la querella fue la corrección de errores publicada en el BOE de 25 de mayo, que modificaba la fecha del decreto-ley que prohibía a los ayuntamientos endeudarse a partir del 1 de julio y hasta el 31 de diciembre de 2011.
Aunque ahora está de moda Lope, la actualidad sigue siendo más de Quevedo, tan acertado al decir que “menos mal hacen cien delincuentes que un mal juez”. Y es que el descenso de Garzón a los banquillos llena los medios, sobre todo porque diseña su defensa arropándose con coartadas ideológicas y conspiraciones paranoicas, cualquier cosa que desvíe la atención sobre la realidad de sus actuaciones. Pero tanto en la causa de las fosas del franquismo, como en las escuchas de Gürtel, o en los cobros en la Universidad de Nueva York (las tres bajo la lupa del Supremo), Garzón está siendo investigado por saltarse la Ley a la torera.
El último capítulo del ocaso garzonita es el durísimo, pero impecable, auto del magistrado Manuel Marchena, al que se le ha agotado la paciencia y ahora manda a la Guardia Civil que supla con sus investigaciones la amnesia de Garzón y la opacidad de la Universidad de Nueva York, institución que también esta cubriéndose de gloria. De hecho, el magistrado llega a preguntarse “si la manifiesta ocultación de cuantías y la rectificación de algunas de las partidas retributivas son tan sólo fruto del desgobierno contable de la Universidad de Nueva York o, por el contrario, han formado parte de una estrategia encaminada a camuflar parte de las ganancias obtenidas”. O sea, que las opciones del campus americano se reducen a quedar como unos torpes o como unos sinvergüenzas; en cualquier caso, nada que contribuya mucho a su prestigio.
Saludos
Por cierto .. no decis nada *sandias???
*-Verdes por fuera, y rojas por dentro
