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Casarrubios del Monte - Toledo

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05-07-10 10:42 #5675018
Por:MOTERO 22

LAS 10 CLAVES DEL FRACASO COMUNISTA
Estimados Foreros, aunque se que algunos no estarán de acuerdo con este desarrollo, os dejo las claves del fracaso del comunismo:

1. El colectivismo y la represión al ego
El más evidente de esos elementos contrarios a la naturaleza humana era la imposición violenta de diversas expresiones del colectivismo que negaban o reprimían la pulsión egoísta radicada en la psiquis de las personas sanas. El totalitarismo convertía el reclamo de prestigio y distinción personal ?uno de los grandes motores de la acción humana? en una suerte de conducta antisocial castigada por las leyes y estigmatizada por la moral oficial, olvidando que las personas necesitan fortalecer su autoestima mediante el reconocimiento social basado en la singularidad de sus logros. Naturalmente, esa represión al egoísmo y a la búsqueda de reconocimientos iba acompañada por grotescas formas sustitutas del éxito, como las distinciones oficiales a los “héroes del trabajo” dentro de la tradición stajanovista, pero la artificialidad de este sistema de premios, generalmente entregados en ceremonias ridículas, inevitablemente vinculados a la docilidad bovina de los elegidos, acababa por perder cualquier tipo de prestigio social, vaciándolo totalmente de contenido emocional.

2. El altruismo universal abstracto contra el altruismo selectivo espontáneo
El colectivismo exhibía, además, otra faceta inmensamente negativa: decretaba la obligatoriedad de una especie de altruismo universal abstracto ?los obreros, la humanidad, el campo socialista?, mientras combatía el altruismo selectivo espontáneo, dirigido al círculo de las relaciones más íntimas, que es, realmente, el que moviliza los esfuerzos de los seres humanos: al desaparecer la propiedad privada ya no era posible dotar a los hijos de elementos materiales que garantizaran su bienestar. Ese fuerte instinto de protección que lleva a padres y madres ?especialmente a las madres? a sacrificarse por sus descendientes y a posponer las gratificaciones personales en aras de sus seres queridos, quedaba prácticamente anulado por la imposibilidad material de transmitirles bienes. Era, pues, un sistema que inhibía y penalizaba dos de las actitudes y comportamientos que más influyen en la voluntad de trabajar y en la consecuente creación de riquezas: la búsqueda del triunfo personal y la protección y el mejoramiento de la familia. ¿Cómo asombrarse, pues, de los raquíticos resultados materiales del totalitarismo comunista cuando el sistema, generalmente impuesto por la violencia, suprimía las motivaciones más enérgicas que tienen las personas para trabajar con ahínco?

3. La desaparición de los estímulos materiales como recompensa a los esfuerzos
Pero ni siquiera ahí terminaban los refuerzos negativos que debilitaban la voluntad de trabajar en las personas comunes y corrientes: el marxismo proponía como meta la lejana obtención de un paraíso siempre situado en la inalcanzable línea del horizonte. El sistema exigía el sacrificio constante en beneficio de generaciones futuras, privando a los trabajadores de una recompensa efectiva e inmediata conseguida como resultado de sus desvelos, ignorando que, si algo se sabe con toda certeza en el terreno de las motivaciones, es que existe una relación directa entre el nivel de esfuerzo y la inmediatez de la recompensa obtenida: mientras mayor sea y más próxima se encuentre la recompensa, más intenso será el esfuerzo por obtenerla. ¿Cuánto tiempo y cuántas generaciones de trabajadores podían realmente defender con entusiasmo un sistema que les negaba o aplazaba sine die una legítima compensación por sus desvelos?

4. La falsa solidaridad colectiva y el debilitamiento del “bien común”
Como consecuencia del colectivismo y de la desaparición de estímulos materiales asociados al esfuerzo personal, en todos los Estados comunistas se producía, además, un paradójico fenómeno que Marx no supo prever: la solidaridad colectiva, lejos de fortalecerse con el comunismo, fue desvaneciéndose hasta hacerse imperceptible. Nadie cuidaba los bienes públicos. La verdad oficial era que todo era de todos. La verdad real era que nada era de nadie, y, en consecuencia, a nadie le importaba robarle al Estado, dilapidar las instalaciones colectivas, o abusar sin contemplaciones de los servicios ofrecidos, actitud que generaba una letal combinación entre el despilfarro y la escasez propia del sistema.

En los Estados comunistas la obsolescencia de los equipos era asombrosa: los tractores, vehículos de transporte o cualquier maquinaria que se entregaba a los trabajadores tenían una vida útil asombrosamente breve, acortada aún más por la permanente falta de piezas de repuesto, típica de las economías centralmente planificadas. Nadie cuidaba nada porque las personas no conseguían asumir mentalmente la idea del “bien común”. Lo que era del Estado ?un ente opresor remoto e incómodo? no les pertenecía a ellas y no había razón para protegerlo. Esto se veía con claridad en el entorno urbano característico de las ciudades regidas por el socialismo, siempre sucio, despintado, mal iluminado, con edificios en ruinas. A un país como Alemania del Este, la más próspera de las naciones comunistas, las cuatro décadas que duró el comunismo no le alcanzaron siquiera para recoger todos los escombros de la Segunda Guerra mundial. En La Habana, destruida por la incuria sin límite del castrismo, mientras los automóviles oficiales al servicio de la nomenklatura apenas duraban dos o tres años, los viejos coches de los años cuarenta y cincuenta, todavía en manos de particulares, se mantenían circulando heroicamente. La diferencia entre el destino de unos y otros era una forma silenciosa, pero efectiva, de demostrar la ineficiencia sin paliativos del socialismo y el inmenso costo material que esa característica le imponía a la sociedad.

5. La ruptura de los lazos familiares
Por otra parte, el colectivismo y la imposibilidad de colaborar con el bienestar de la familia no parecían ser un producto fortuito de la desaparición de la propiedad privada, sino una consecuencia conscientemente buscada por la dictadura totalitaria en su afán por romper los lazos familiares con el objetivo de forjar hombres y mujeres que no estuvieran sujetos a la moral tradicional. De ahí las comunas chinas, las escuelas en el campo cubanas o el rechazo brutal camboyano a la vida urbana durante la tiranía de Pol Pot: se trataba de romper bruscamente los vínculos de sangre para crear una hermandad fundada en la ideología, donde la fuente única para la transmisión de los valores fuera el omnisapiente Partido. Por eso en todos los gobiernos comunistas se cantaban las glorias de los niños que vencían los prejuicios de la lealtad burguesa y eran capaces de delatar a la policía política a sus padres o hermanos cuando estos violaban las normas de la doctrina.

Ni siquiera se podía amar a quien no exhibiera las señas de identidad comunistas o, más genéricamente, “revolucionarias”. En Cuba, por ejemplo, desde los años sesenta el castrismo decretó el fin de cualquier contacto con familiares “desafectos” o exiliados, y centenares de miles de familias interrumpieron sus vínculos tajantemente. Hijos, padres y hermanos, divididos por la militancia política por órdenes implacables del Estado, dejaron de hablarse o escribirse. En los expedientes policíacos, en las planillas de admisión a los centros de estudio y en las empresas se inscribía el dato peligroso: “el acusado mantiene relaciones con familiares que viven en el exterior”. Otras veces la advertencia giraba en torno al círculo de amigos: “el acusado mantiene relaciones con contrarrevolucionarios conocidos”. Mas esa brutal manipulación de las zonas afectivas de las personas tenía un alto costo emocional: las personas, obligadas por el miedo, obedecían al Estado, y renunciaban a los lazos familiares o amistosos comprometedores, pero secretamente se distanciaban aún más del Estado que las obligaba a esa abyecta mutilación de sus querencias.

6. Las instituciones estabularias
Consecuentemente, el totalitarismo negaba y reprimía cualquier forma de organización que no estuviera sujeta al control y escrutinio de la cúpula gobernante. La sociedad no podía espontáneamente generar instituciones para defender ideales o intereses legítimos. La participación estaba limitada a los pocos cauces creados por la cúpula: el Partido, las organizaciones de masas, los parlamentos unánimes, los sindicatos amaestrados, y en ninguna de esas instituciones oficiales las personas se veían realmente representadas. De forma contraria a la tradición histórica, el comunismo era un sistema conscientemente dedicado a desatar lazos y a disgregar las estructuras espontáneas y naturales de vinculación generadas por la sociedad, sustituyéndolas por correas de transmisión de una autoridad arbitraria y represiva, disfrazadas de cauces artificiales de participación, aun cuando eran, en realidad, verdaderos establos en los que “encerraban” a los ciudadanos para lograr su obediencia. ¿Resultado de esa cruel estabulación de las personas? Un creciente sentimiento de enajenación en el conjunto de la población, incapaz de sentirse representada y mucho menos defendida por un sector público percibido como extraño y ajeno.

7. Del ciudadano indefenso a ciudadano parásito
Sin embargo, el pecado comunista de someter a la obediencia a los ciudadanos mediante la coacción, y de cortarles las alas para que no pudieran pensar, organizarse, ni crear riquezas por cuenta propia, traía implícita su propia penitencia: convertía a las personas en unos improductivos parásitos que esperaban del Estado los bienes y servicios que éste no podía proporcionarles, precisamente por las limitaciones que le había impuesto a la sociedad. Ese ciudadano indefenso se convertía entonces en un consumidor permanentemente insatisfecho, constantemente obligado a violar las injustas reglas a que era sometido mediante el robo y el mercado negro, debilitando con ello las normas éticas que deben presidir cualquier organización social justa y razonable.

8. El miedo como elemento de coacción y la mentira como su consecuencia
En todo caso, ¿cómo lograban los comunistas ese grado de control social? Lo conseguían por medio de una desagradable sensación física omnipresente en las sociedades dominadas por el totalitarismo: mediante el miedo. Miedo a la represión. Miedo a los castigos físicos y morales. Miedo a ser expulsado de la universidad o del centro de trabajo. Miedo a ser despojado de la vivienda. Miedo a la cárcel. Miedo a los aterrorizantes pogromos. Miedo a las golpizas. Miedo a los paredones de fusilamiento. Sólo que el miedo, como todo refuerzo negativo ?afirmación en la que no se equivocan los psicólogos conductistas?, es un estímulo precario que genera reacciones contraproducentes.

Entre ellas, tal vez las más graves son el fingimiento, la simulación y la ocultación. Mentir es la especialidad de las sociedades regidas por el comunismo. Miente el Partido cuando defiende planteamientos que sabe falsos o inalcanzables. Mienten los funcionarios cuando informan sobre los resultados de la gestión a ellos encomendada, generalmente mal ejecutada por falta de medios. Mienten los jerarcas cuando presentan resultados deliberadamente distorsionados. Mienten los militantes o los indiferentes cuando deben opinar sobre los logros supuestamente obtenidos, pero, lo que es aún más grave, todos, tirios y troyanos, enseñan a sus hijos a mentir porque en el sistema comunista, al revés de lo que asegura la Biblia, la verdad no nos hace libres, sino nos lleva directamente a la cárcel. Sólo que esa atmósfera de falsedades ?que en Cuba llaman de “doble moral”, o de “moral de la yagruma”, una hoja que tiene dos caras de distintos colores?, se transforma en una fuente del cinismo más descarnado y destructor, terrible medio para la creación de riquezas, como revela una frase que se oía en todas las sociedades regidas por el comunismo: “ellos (el Estado) simulan pagarnos; nosotros, a cambio, simulamos trabajar”.

9. La desaparición de la tensión competitiva
De forma tal vez previsible, un modelo de organización como el comunismo, que introduce en la sociedad unas artificiales tensiones psicológicas basadas en el miedo y en la permanente incoherencia entre lo que se cree, lo que se dice y lo que se hace, simultáneamente destruye una tensión natural que contribuye a la mejora de la especie: la urgencia por competir.

En efecto, los seres humanos tienden a competir en prácticamente todos los ámbitos de la convivencia. Desde el simple intercambio de criterios entre varias personas, muy estudiado por la dinámica de grupos, en donde inconscientemente todos procuran establecer y colocarse dentro de una cierta jerarquía, hasta las competiciones deportivas, en las que resulta obvia la búsqueda del triunfo, las mujeres y los hombres luchan por destacarse y escalar posiciones de avanzada.

Desgraciadamente, dentro del sistema comunista, donde las únicas instituciones que existen son las diseñadas artificialmente por el Partido, y donde las iniciativas que se permiten son sólo las que emanan de la cúpula dirigente, los individuos creativos son casi siempre marginados y no encuentran campo para desarrollar sus sueños y proyectos. Los “héroes” y “capitanes de industria”, como les llamaba Thomas Carlyle, impelidos por la naturaleza para llevar a cabo impetuosas hazañas sociales, están prohibidos, son perseguidos o se les extirpa cruelmente de la vida pública si consiguen hacerse peligrosamente visibles. Es muy probable que en países como la URSS o Checoslovaquia, donde había un alto nivel educativo, existieran personas como William Schockley, uno de los creadores del transistor, o jóvenes inquietos como Steven Jobs, padre del computador personal Apple, pero ¿cómo las buenas ideas se transforman en acciones concretas en sistemas sociales cerrados, guiados por dogmas infalibles y administrados por burocracias políticas, ciegas y sordas ante cualquier iniciativa novedosa?

El éxito aplastante de sociedades como la norteamericana, comparadas con las comunistas, se debe, en gran medida, a las inmensas posibilidades de actuación que tienen los individuos creativos donde existen libertades individuales e instituciones que favorecen el talento excepcional. Es muy notable que un genio como Thomas Alva Edison haya patentado más de mil inventos, y entre ellos la bombilla de luz eléctrica, o que un estudiante llamado Bill Gates haya creado un software ingenioso para ser utilizado como sistema operativo en las computadoras, pero tan admirable como la obra de estas personas, es que vivían en sociedades que potenciaban el paso vertiginoso de la idea al artefacto y del artefacto a la empresa. Edison no sólo inventó la bombilla: además creó la empresa para distribuir la electricidad y cobrar por el servicio. Gates no sólo perfeccionó el lenguaje Basic y le dio un destino concreto como pieza clave de las computadoras personales, sino en un humilde garaje y ayudado por cuatro amigos creó una empresa, Microsoft, que en veinte años estaría entre las mayores del planeta. De ambos haber nacido en el mundo comunista, lo probable es que la creatividad y la energía que los impulsaba a trabajar, competir y triunfar se hubieran disuelto lentamente bajo el peso letal de un sistema concebido para destruir casi cualquier iniciativa espontáneamente surgida en su seno.

10. La necesidad de libertad
A esta represión del espíritu de competencia hay que agregar la fatal supresión de las libertades implícita en toda forma de organización social montada sobre la existencia de dogmas inapelables, como sucede con la escolástica marxista. ¿Por qué recurrir a la expresión “escolástica marxista”? Porque en el marxismo, como en el método escolástico medieval, las verdades ya son conocidas y aparecen consignadas en los libros sagrados de la secta escritos por las autoridades. En el marxismo lo único que les es dable a las personas, especialmente si ocupan puestos destacados, es confirmar la sagacidad de las autoridades con ridículos ditirambos como “Gran timonel”, “Máximo líder”, “Querido líder”, “Padre de la patria”, muestras todas de las formas más degradadas de culto a la personalidad.

Pero sucede que la libertad para informarse, examinar la realidad y proponer cursos de acción no es un lujo espiritual prescindible, sino una de las causas de la prosperidad en las sociedades modernas. Si hay una definición bastante exacta del hombre es la de “ser que se informa constantemente”. No es una casualidad que el saludo más extendido en la especie humana es “¿qué hay de nuevo?”. ¿Por qué? Porque el rasgo característico de la especie es la permanente transformación del medio en el que vive, y eso significa un cambio constante en los peligros que acechan y en las oportunidades que surgen.

Tenían razón, pues, Yakovlev y Gorbachov cuando pensaban que la libertad para intercambiar información sin miedo ?la glasnost? era el camino para aliviar los enormes problemas de la URSS, pero se equivocaron al creer que el sistema comunista era reformable. No lo era, como finalmente me admitió Yakovlev, porque contrariaba la naturaleza humana. Eso lo condenaba al fracaso.
Puntos:
05-07-10 12:52 #5675585 -> 5675018
Por:PSOE a tope

RE: La caída del Imperio "Mariano".
PSOE a tope: Buenas y contestadoras tardes, MOTERO 22, me parece irrelevante tu post, no entiendo el porqué ese empeño en tratar de distorsionar las cosas, pero como cada cual, tiene sus ideas, te pongo la de otra persona, a la que me uno. Salud

LOS FRUTOS MALDITOS DEL FRACASO MUNDIAL DEL CAPITALISMO
...

En un coloquio sobre mi libro Negación vasca radical del capitalismo mundial me desafiaron a que lo resumiera en menos de treinta palabras. Abrí el ejemplar que tenía sobre la mesa por la página 87 y leí:

“Números cantan. Nunca en el mundo había habido tantos pobres como hoy. Y nunca en el mundo tanta riqueza se había acumulado en tan pocas manos”

Fíjate bien: en esas pocas palabras se encierra la cuestión clave para juzgar al capitalismo, la razón más clara y comprensible que puede darse para rechazarlo. Porque, como nos enseñó Marx, a los sistemas (como a las personas individuales) hay que juzgarles por lo que hacen y no por lo que dicen . Y lo que sucede con el capitalismo es que ha resultado ser la más espantosa fábrica de miseria, hambre, enfermedad y desdicha conocida en toda la historia de la humanidad. Que los frutos malditos del fracaso mundial del capitalismo (fracaso para la humanidad en su conjunto que no evidentemente para los capitalistas) han sido, están siendo aún, la mayor cosecha de pobreza, dolor, sufrimiento, guerra, muerte, hambre, peste y miseria padecida nunca en la Historia y en la Prehistoria de la humanidad.

Por favor. Vuelve a leer los dos párrafos anteriores. Y date cuenta de que lo que en ellos he dicho choca frontalmente con el discurso omnipresente con el que te (nos) bombardean a todas horas desde prensa, radio, televisión, cátedra, parlamentos y púlpitos. Con el discurso que canta las alabanzas del capitalismo, de su triunfo mundial, de su condición de único sistema posible para organizar la vida de los pueblos, de su éxito como causa del aumento de la prosperidad y el bienestar de los seres humanos. Algunos, no se sabe si por pudor de ex-rojos conversos o por afán de disimular, no dicen capitalismo sino mercado o economía de mercado . Pero lo que es una evidencia es la constante murga que en todas partes nos dan hoy con el triunfo y el éxito y las ventajas del capitalismo.

MIENTEN. Mienten. Mienten. Mienten. Sencilla y claramente dicho: mienten a sabiendas. Porque los hechos cantan. Los números cantan el fracaso mundial del capitalismo como sistema de satisfacer ni siquiera las mínimas necesidades de la gente. Los comunistas, los del siglo pasado y los de éste, los que tienen fama mundial y los que somos casi desconocidos, teníamos razón. Tenemos razón. En el Manifiesto comunista de 1848 y en mi libro de hace dos años. El Modo de Producción Capitalista es una fábrica continua de miseria.

" Actualmente hay en el mundo más gente que pasa hambre que nunca en la historia de la humanidad, y su número va en aumento ". Esa escueta y terrible denuncia del fracaso mundial del capitalismo, publicada en 1987, no la hacían y publicaban precisamente unos comunistas. Sino nada más y nada menos que la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo constituída para cumplir un encargo de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Fíjate bien: como acertadamente dijo en mayo de 1995 la Organización Mundial de la Salud (en un informe presentado en Ginebra con motivo de la Asamblea Mundial de la Salud), la pobreza es la enfermedad más mortífera del mundo . La pobreza extrema es la primera causa de mortalidad y sufrimiento en el mundo.

Echa ahora un vistazo al escaparate en el que voy a mostrarte los frutos podridos del capitalismo. Recuerda lo que antes te dije de tu necesidad de conocer y usar estadísticas y léete despacio un puñado de datos recientes sobre los desastres acumulados sobre la gente por el capitalismo. Fuérzate a leerlos despacio y a imaginarlos . No es ni cómodo ni agradable. El mundo que retratan es una mierda. Pero quien no lo ve como es, el que no se entera, está alienado. Fabrica con su ignorancia el collar que lleva al cuello y el látigo con el que le azotan. Y el que no sólo no lo ve sino que no quiere verlo cuando se le muestra, ése es un canalla.

La mayoría de estos datos fueron presentados precisamente en esa Cumbre Mundial para el Desarrollo Social (CMDS) del año pasado en Copenhague a la que antes me referí. Te distinguiré los que aún son más recientes poniéndolos en cursiva. Vamos a ello, agrupando los datos por tipo de desastre:

I. Muerte. Cada día el hambre mata a más de cuarenta mil personas. En 1993 murieron 12,2 millones de niños menores de cinco años por desnutrición o por enfermedades. Por ejemplo 3,7 millones de afecciones respiratorias, 3,2 de tuberculosis, 3 de diarrea. Enfermedades para las que existen medicamentos eficaces pero que sus familias no pudieron comprarles a pesar de que su coste no superaría las cuarenta pesetas.

Cada año mueren en las ciudades del mundo unos diez millones de personas de epidemias por la contaminación e aguas y carencia de redes de saneamiento y alcantarillado.

Cada año partos o embarazos inadecuadamente atendidos provocan la muerte de medio millón de mujeres. En 1996 la directora general de la UNICEF Carol Bellamy cifró esa cantidad en 585.000 añadiendo que "por cada mujer que muere hay treinta que sufren graves lesiones o enfermedades que convierten sus vidas en un suplicio".

II. Pobreza. Mil trescientos millones de personas viven en la pobreza (con no más de un dólar, lo que tú pagas por un periódico, al día) y, según el Banco Mundial, dentro de tres años serán mil quinientos millones. Más de la mitad de aquéllos, 700 millones, no llegan a disponer de 175 dólares (5.750 pesetas) al año para vivir. La pobreza es, sobre todo, femenina: siete de cada diez pobres son mujeres.

Y, aunque ya suman 600 millones los pobres que viven en ciudades, la pobreza sigue siendo sobre todo -además de femenina- rural. Porque son más y porque incluso los que son pobres viven entre tres y diez veces mejor en las ciudades que en las áreas rurales segun el PNUD, hecho que explica bien la masiva emigración actual del campo a las ciudades.

III. Hambre y desnutrición. Más de dos mil millones de personas padecen insuficiencia de vitaminas y minerales en su alimentación y las enfermedades como ceguera y retraso mental que ello acarrea. Los desnutridos suman setecientos millones. Datos publicados en 1996 estiman en 786 millones de personas las que se "desnutren" con menos de las 2.300 calorías diarias que son el mínimo aceptable para estar saludable.

Suman 192,5 millones los niños menores de cinco años que están desnutridos. Una de cada cuatro niñas de los países empobrecidos padece insuficiencia de yodo, causa de principal de los retrasos mentales.

IV. Carencia de agua potable. Dos mil millones de personas no tienen acceso a agua potable. Entre ellos se cuentan dos de cada cinco personas que viven en ciudades.

V. Carencia de vivienda. El Centro de la ONU para Asentamientos Humanos calcula que más de mil millones de personas en todo el mundo ocupan viviendas que no reúnen las condiciones sanitarias y de infraestructura mínima. La ONU dice que hay quinientos millones de personas en el mundo sin vivienda o con casas, chabolas, tugurios o barracas mal construidas.

Cien millones de niños viven (malviven, avanzan hacia la muerte) sin techo y mendigando en las calles de las grandes ciudades.

VI. Carencia de instrucción. Hay en el mundo 885 millones de adultos analfabetos. Y 130 millones de niños sin escolarizar (dos de cada tres son niñas).

VII. Falta o exceso de trabajo. 820 millones de personas están censados oficialmente como parados, 120 millones, o están subempleados, 700 millones.

Y, además, están los esclavos. Los esclavos infantiles. Porque nos ha dicho la Organización Internacional del Trabajo, la OIT, que hay en el mundo por lo menos 73 millones de niños de diez a catorce años diariamente masacrados porque están esclavizados por un trabajo que, además de impedirles educarse, pone en peligro su salud y su seguridad. Las monstruosas condiciones de explotación en que se realizan esos trabajos (sobre todo en Asia y América Latina) implican que el uso del término esclavos para designarles sea, antes que un recurso retórico, una feroz necesidad. Y ello sin haber podido contabilizar el número de niños menores de 10 años que trabajan o los que lo hacen entre los 14 y 15 años cuya estimación obligaría a hablar de centenares de millones de esclavos infantiles.

¿Te das cuenta de que estamos hablando de horribles desgracias, de terribles miserias, de muerte, enfermedad, sufrimiento y dolorosas carencias padecidas por decenas, por centenares, por miles de millones de personas?.

Joxerra Bustillo, cuyos datos y relatos tantas veces han sido ya citados aquí, ha expresado magistralmente en un espléndido e impagable artículo publicado en EGIN el horror que surge de los datos cuando se reflexiona sobre ellos. Comentando ese escalofriante dato de los 73 millones de niños de 10 a 14 años esclavizados por el trabajo que nosotros acabamos de contemplar, ha escrito que:

"Probablemente muchos de ellos sean unos auténticos privilegiados. En muchos países del tercer mundo llegar a los diez años, incluso elaborando juguetes para niños ricos del primer mundo, es todo un privilegio. Muchos amigos y hermanos han debido morir antes de esa edad, víctimas de enfermedades y guerras varias, y ellos al menos viven"

Pues ahí lo tienes. Así es el mundo de mierda que nos ha fabricado el capitalismo. Ese es el resultado de los quinientos años del proceso de expansión desde la inicial economía-mundo europea capitalista del siglo XV hasta el actual triunfo planetario del capitalismo mundial.

Números cantan. Su tristísimo canto lo que hace es demostrar empíricamente la validez del pronóstico de la depauperación absoluta del proletariado como resultado del capitalismo. Pronóstico que Karl MARX formuló en El Capital .

En el Libro Primero de El Capital MARX formula " la ley general, absoluta, de la acumulación capitalista ". La ley que:

"produce una acumulación de miseria , proporcionada a la acumulación del capital . La acumulación de riqueza en un polo es al propio tiempo, pues, acumulación de miseria, tormentos de trabajo, esclavitud, ignorancia, embrutecimiento y degradación moral en el polo opuesto"

"Con la disminución constante en el número de los magnates capitalistas que usurpan y monopolizan todas las ventajas de este proceso de trastocamiento, se acrecienta la masa de la miseria, de la opresión, de la servidumbre, de la degeneración, de la explotación"

Un profesor de Sociología, al que yo considero el Marx del siglo XX y que se llama Immanuel Wallerstein, ha enfatizado la validación empírica del pronóstico de Marx, más de cien años después de que fuera publicado. Diciendo que:

"Quiero defender la tesis marxista que incluso los marxistas ortodoxos tienden a enterrar avergonzados, la tesis de la depauperación absoluta (y no relativa) del proletariado.

Ya estoy oyendo los murmullos de los amigos. Seguro que no hablas en serio; seguro que te refieres a la depauperación relativa. ¿No está el trabajador industrial en unas condiciones notablemente mejores hoy que en 1800?. El trabajador industrial sí, o al menos muchos trabajadores industriales. Pero los trabajadores industriales siguen constituyendo una parte relativamente pequeña de la población mundial. La abrumadora mayoría de los trabajadores mundiales , que viven en zonas rurales u oscilan entre éstas y los suburbios de la ciudad, están en peores condiciones que sus antepasados hace quinientos años . Comen menos bien y ciertamente tienen una dieta menos equilibrada. Aunque tienen más probabilidades de sobrevivir a su primer año de vida (a causa del efecto de una higiene social destinada a proteger a los privilegiados), dudo de que las esperanzas de vida de la mayoría de la población mundial a partir del primer año de vida sean mayores que antes; sospecho que más bien sucede lo contrario. Indiscutiblemente trabajan más: más horas por día, por año, por vida. Y dado que lo hacen por una recompensa total inferior, la tasa de explotación ha aumentado fuertemente".

Wallerstein ha explicado también luminosamente la forma en que el capitalismo histórico, el capitalismo real , ha desarrollado (como herramientas propias y para su mejor funcionamiento) el sexismo y el racismo. Y de qué manera ese racismo y ese sexismo, creaciones del capitalismo que modifican -empeorándolos increíblemente- fenómenos anteriormente existentes (la xenofobia y la posición dominante de los hombres sobre las mujeres), han configurado un marco ideológico de humillación opresiva que no había existido nunca con anterioridad al capitalismo histórico. En definitiva sostiene que tanto en términos materiales como psíquicos (sexismo y racismo) ha habido una depauperación absoluta .

Ahora bien, siendo muy importante que entiendas lo que el capitalismo nos ha hecho en el pasado, es aún más importante que te des cuenta de lo que nos está haciendo en el presente y nos va a hacer en el próximo futuro . Lée ahora unos párrafos que lo denuncian. Hablan de tí. Hablan de lo que te está pasando . Hablan de lo que te va a pasar. Hablan de lo que te están haciendo . Y de lo que te van a hacer.

Léelos porque esa "Declaración de Copenhaguen" de 1995 acierta. Salvo la imprecisión terminológica y por ello científica (sin duda exigida por las reticiencias de algunas ONGs obsesivamente antimarxistas) que supone usar el eufemismo "sistema neo-liberal dominante" en vez de decir sencillamente "sistema capitalista" o "Modo de Producción Capitalista", acierta.

Formulada por el Foro alternativo de las Organizaciones No Gubernamentales para comentar los acuerdos y documentos oficiales de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Social, acierta porque describe bastante bien la actual situación y su previsible evolución al decir que:

"El hecho de que los documentos (de la Cumbre) se basen en las " fuerzas del mercado libre y abierto ", que no rinden cuentas, como la base para organizar las economías nacionales e internacionales agrava, y no contribuye a solucionar, la actual crisis social global.

El sistema neo­liberal dominante ha fracasado como modelo universal de desarrollo. La carga de la deuda externa de docenas de países es insostenible, pues los está despojando de los recursos que necesitan para generar desarrollo económico y social. Los Programas de Ajuste Estructural impuestos por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han atacado persistentemente el progreso económico y social al recortar sueldos, socavar las contribuciones y medios de vida de pequeños productores y al poner los servicios sociales, particularmente los servicios sanitarios y de educación, fuera del alcance de los pobres. Al desmantelar los servicios estatales básicos, estos programas han desplazado una carga aún mayor sobre las mujeres, quienes se ocupan de la nutrición, salud, bienestar y armonía de la familia, además de las relaciones en la comunidad. Al promover la exportación rápida de recursos naturales, desregularizar la economía y forzar un número creciente de pobres a trasladarse a tierras marginales, el ajuste estructural ha contribuído al proceso de degradación medioambiental.

Este sistema ha resultado también en una concentración cada vez mayor de poder económico, político, tecnológico e institucional, y en el control de alimentos y otros recursos básicos, en las manos de un reducido número de corporaciones transnacionales e instituciones financieras . Un sistema que sitúa el crecimiento por encima de cualquier otro objetivo, incluso el bienestar de las personas, destruye las economías en lugar de regenerarlas, explotando el tiempo, trabajo y sexualidad de las mujeres. Incentiva al capital a externalizar los costes sociales y medioambientales. Genera crecimiento sin aumentar el empleo, deroga los derechos de las trabajadoras y trabajadores y ataca el papel de los sindicatos. A lo largo de este proceso, el sistema sitúa una parte desproporcional de la carga sólo en las mujeres, erosionando su salud y bienestar, y por tanto la de aquellos a su cargo. Por último, lleva a una distribución desigual en el uso de los recursos naturales entre y dentro de los países, lo que genera un apartheid social, alimenta el racismo, el conflicto civil y la guerra, y ataca los derechos de las mujeres y los pueblos indígenas."

Bien. Vale ya. Hemos visto ya cómo el capitalismo ha fabricado y fabrica miseria. Tenemos que dedicar ahora nuestra atención a cómo, simultáneamente, ha acumulado y acumula riquezas en un puñado de manos.

Pero antes es muy importante que te haga una advertencia: LOS TERRIBLES DATOS SOBRE LA MISERIA generada en la Tierra por el capitalismo, que hemos contemplado en las paginas anteriores, DISIMULAN, DISMINUYEN, SUAVIZAN LA TERRIBLE REALIDAD. La realidad es aún peor de como la dibujan esos datos . Porque en su mayoría son datos sobre cuyas fuentes tienen poder los Gobiernos (si no es que son esos Gobiernos las propias fuentes). Y los Gobiernos maquillan, suavizan, disimulan sus vergüenzas y sus miserias.

Los he usado deliberadamente aquí a pesar de eso, a pesar de saber que suavizan y rebajan la gravedad de la realidad. Lo he hecho así para cerrar la boca al enemigo. Para que no pueda acusarme de exagerar o ensombrecer la realidad. Para que, si alguno se atreve a hecerlo, pueda yo desarmar su acusación con la evidencia de que he usado sus datos.

Insisto en que conviene que tengas muy en cuenta este asunto de la suavización de la realidad por los datos de los Gobiernos. A cuenta del cual te hago un último apunte: la cantidad de cuatro mil millones de personas en situaciones de sufrimiento extremo o grave , calculada por una organización no gubernamental hace unos pocos años, refleja mucho mejor la gravedad de la miseria que los más rebajados datos de las organizaciones de las Naciones Unidas.

Justo de la Cueva
Puntos:
05-07-10 13:10 #5675682 -> 5675585
Por:MOTERO 22

RE: La caída del Imperio
Estimado PSOE A TOPE, yo no trato de distorsionar las cosas, simplemente doy una opinión la cual yo comparto, al igual que tu compartes otras las cuales expones continuamente.

Tu postura es muy respetable, defender los ideales me parece justo, aunque no seán los mismos que yo defiendo.

Se que a ti, se te convence dificilmente de que estas equivocado, (al menos yo así lo creo), y simplemente queria dejar a los foreros una opinión de alguien que discrepa con el sistema comunista.

Ahora si te digo, has pensado alguna vez dedicarte a la politica en plan profesional???????, estoy seguro que en izquierda unida, estarián muy contetos de contar con alguien como tu , que defiende sus ideas con tan magno entusiasmo.

Saludos cordiales.
Puntos:
05-07-10 13:33 #5675830 -> 5675682
Por:prima

RE: La caída del Imperio
Estimados foreros.

Yo no se si el comunismo es un sistema malo o bueno porque no lo he vivido. Pero lo que si se, es que el capitalismo tampoco funciona, esta fracasando día a día de forma estrepitosa, y creo que seguirá haciéndolo hasta acabar con los recursos del planeta.

Aquí os dejo un documental que habla del tema corroborando la versión de PSOE a tope y que también habla de la esclavitud que sufrimos todos a manos de los grandes capitales, que va en aumento.

Puntos:
05-07-10 14:15 #5676089 -> 5675830
Por:PSOE a tope

RE:La caída del Capitalismo...un placer.
PSOE a tope: Buenas y esperanzadoras tardes, estimada forera prima, que duda cabe que el CAPITALISMO al igual que el COMUNISMO, se deberían ERRADICAR de nuestras vidas...Que sistema?...no lo sé, tan sólo sé que hoy día, este mundo tan sólo está gobernado por unos cuantos, unos cuantos que decide...quien vive y quien muere, tanto materialismo, tanta maldad, tanto egoísmo, tan sólo nos llevará a la destrucción, gracias por este vídeo tan fabuloso, como todos los de Galeano. Salud

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