El Belén usurpado Cada año, en navidad, vemos como las distintas ciudades y pueblos que moran por España se tiñen y disfrazan de bonitos adornos navideños. Almorox no iba a ser menos. El pueblo se viste con religiosa decoración navideña en algunas calles que ayudan a esparcir ese sentimiento de amor al prójimo y tolerancia. Lucecitas y espumillones multicolores se dejan ver mirando a través de los vetustos visillos de las casas, mensajes cristianos cuelgan de balcones. La Navidad impregna el pueblo. En la plaza, vemos que hay colocado un Belén que es defendido a capa y espada por valientes barrotes que impiden que cualquier ratero se decida a robar las piezas que lo componen. ¿Es suficiente acompañar el majestuoso Belén del pueblo con barrotes, para evitar los actos vandálicos? Pues a pesar del esfuerzo llevado a cabo para la perfecta protección del Belén, hay gente que ha conseguido robar alguna figura de la escena. También si nos fijamos, podemos ver que el Belén está compuesto de elementos que no deberían estar ahí, una botella usada de agua, por ejemplo. Hay vecinos que sin importarle lo más mínimo el costoso trabajo de colocación de figuritas, ha preferido denostar la bucólica imagen navideña. Y me pregunto yo, estimados vecinos: ¿para qué ha querido ese anónimo e indecente vecino robar pastorcillos del Belén? ¿de qué le ha servido? Porque, puedo llegar a entender que alguien robe el niño Jesús o algún figurante importante del Belén, como pudiese ser San José o el Cagané, pero, ¿para qué pastorcillos? ¿Tendremos que tener protegidos a nuestros hijos el día 26, cuando se celebre el Belén viviente en Almorox por miedo de que un desalmado intente echarles el guante a ellos también? ¿Estará decidido a robar más figuras el landrero de turno? ¿Cuál será la siguiente en desaparecer? Bajo mi perspectiva, aconsejaría al ayuntamiento poner un cristal que recubriese todo el Belén, para que ningún insensato quiera mancillarlo tirando basuras. Y, para saber quién es el delincuente de guante blanco que hurta, tal vez se deberían insertar microchips a las figuritas, igual que se hace con los cachorros, para que pudiésemos detectar quién es el Dioni de Nazaret. Atentamente, El Vecino.
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