Utrillas - Teruel

este relato se lo dedico a la chica de la peña con la que me estado peleando con la que e sido demasiado grosero.

Un joven clérigo acaba de hacerse cargo de un minúsculo y encantador pueblecito de alta montaña , donde sólo se podia llegar a pie o montado en caballerías , bordeando grandes acantilados, a la vez que sus habitantes carecían de cosas tan elementales como la luz eléctrica y el agua en sus casas.Aquel pequeño núcleo de gentes sobrevivían en medio de un hermoso valle, cultivando sus propios huertas y de la cría de unos cuantos animales domésticos.
En su primer dia el clerigo, salio de su casa a primera hora de la mañana , camino de la iglesia, rebosando gozo por que iba a celebrar su primera misa.Tras cruzar un crujiente y viejo puente de madera que daba a la plaza de la iglesia ,se encontro a una mujer curtida en años y en grasas , que se dirigía a pastorear un pequeño rebaño de ovejas a los prados.
Despues de saludo cordial , la mujer pregunto.: padre, cuanto vale una misa en sufragio de mi difunto esposo?la pregunta desconcerto al sacerdote, que no creia en estipendios,y su unico afan era el de como servir a sus feligreses sin renumeracion alguna.Pero tenia que pagar la novatada.Creo que son 10 € contesto algo confuso a la vez que se sentía avergonzado.
La repuesta de la mujer fue muy rapída Rediez , padre? que caro¡vale tanto como la compra de un conejo¡
la reaccion del cura fue instantánea , desde aquel momento se habian acabado para el los estpendios.Una vez en la iglesia , echo el repique de campanas y empezo su primera misa. No habia nadie. Cuando el celebrante , iluminado por dos veluchas que parecían querer apagarse, levanto los brazos para alabar al señor, le parecio ver por debajo de los sombrios bancos , corrian y saltaban manadas de conejos que salían de un destartalado confesionario de la sacristia y se escondían en veloz carrera en un rincón de la pila bautismal o por debajo de algún que otro altar lateral.
Demos gracias al Señor Dios nuestro¡ dijo el sacerdote
Por que es justo y necesario ¡ contestaron los conejos.