Utrillas - Teruel

Autor: Aronnax

Se me apareció un hada. No sabía qué decirle, bueno, a decir verdad me quedé mudo. Era algo maravilloso, algo que no ocurría todos los días. Creo que estuvimos unos minutos, parados uno enfrente del otro, hasta que por fin ella se decidió a acercarse y la pude contemplar más de cerca. Era de una belleza indescriptible y lo extraño es que no tenía una forma determinada. Era un ser sin forma..., pero tan bello. No tenía rasgos, ni estatura, no tenía cuerpo ni ubicación en el espacio. Se hizo llamar así misma Pensamiento. No hablaba, ya que no poseía sistemas que se lo permitieran, pero sus susurros me llegaban y me agradaban. Me preguntó:
- ¿Quién soy?
- Pensamiento, tú me lo has dicho -le respondí.
- ¿Quién más?
- ¿Quién más? No te comprendo.
Y esa fue toda la conversación que mantuvimos, porque desapareció de inmediato.
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-Hola.
-Hola.
-Me encuentro solo.
-Yo también.
-Entonces, ¿qué haces aquí?
-Bueno, creía que estaba solo hasta que te oí hablar.
-Entonces..., ¿estás aquí?
-Pues, seguramente.
-¿Y por qué no puedo verte?
-No lo sé, yo tampoco te veo.
-¿Qué estabas haciendo?
-Esperaba.
-¿El qué?
-No lo sé.
- Ah.
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Érase una vez un mundo que no había sabido aprovechar todo lo que le habían ofrecido. Era un mundo sin pasado, que no se preocupaba del futuro y que no sabía vivir el presente. Su gente había dejado de creer. Ya no creían en ningún dios, en ninguna religión. Un día, el Ente de la creación visitó este mundo, cansado de verlo en ese estado. Se acercó a sus habitantes, y de entre todos ellos eligió a tres criaturas: una rosa, un hombre y un gorrión. Y a sola les preguntó: "¿Cómo salvaríais a este mundo?".
Todos propusieron algo. Y de los tres, el Ente eligió al hombre. En ese mismo instante la rosa se marchitó y el gorrión perdió sus alas, no tardando en morir. Y así murieron todos los seres que había en ese mundo excepto el hombre. Y éste se quedó sorprendido y dijo al Ente: "¿Qué ocurre? Yo no he elegido esto".
El Ente se marchó y dejó atrás un mundo lleno de humanos; sólo humanos. ¡Qué listo fue el Ente! Si hubiera elegido la rosa, los hombres habrían continuado alimentándose de ella. Si hubiera elegido al gorrión, los hombres habrían continuado alimentándose de él. Eligió al hombre, para que siguiera alimentándose pero entre ellos mismos.
Pero esa rosa, y ese gorrión, no murieron realmente. El Ente les proporcionó otro mundo. Y ahora viven allí. Se alimentan de sus propios frutos.