Tormón - Teruel

En cuántas ocasiones no habré escuchado la expresión: "hay personas que no deberían morir nunca".

Se me hace difícil, Ignacio, escribirte aquí a modo de despedida, justo donde tantas otras veces lo has hecho tú con profundo cariño y respeto.

Has sido un vecino ejemplar durante tantos años; juntos nos hemos reído, hemos llorado y nos hemos ayudado siempre. Es muy difícil despedirse de alguien que jamás te ha negado la sonrisa ni la palabra; alguien en quien siempre hemos podido confiar. Padre, abuelo y esposo ejemplar, persona de fuertes convicciones, sincera, paciente, educada, respetuosa, bondadosa, amiga de sus amigos, juiciosa, artista, creativa, tremendamente inteligente.
Tantas veces habíamos hablado sobre el enigmático paso del tiempo y la espiritualidad... ¿a dónde se irán nuestras almas cuando nuestro cuerpo languidezca? -nos preguntábamos-.

Sentimos mucho no poder acompañar a tu familia en estos duros momentos, pero nuestro pensamiento y nuestro más profundo cariño está y estará siempre con vosotros.

Ignacio, encuentra tu camino hacia la paz eterna.

Tu recuerdo jamás morirá.

Familia Bastías.

Querido amigo Ignacio:
¡Qué pronto te has sido llamado a la Casa del Padre! ¡Tánta falta que hacías todavía aquí en la tierra para tu esposa e hijos y para nosotros tus amigos! Pero esa es la voluntad del Señor en Quien tanto tú como yo y tanta gente teníamos puesta nuestra fe y esperanza. Seguro, segurísimo que el Señor nuestro buen Dios te recompensará en el cielo tu bondad,amabilidad,servicialidad y buen hacer a tu paso por esta tierra. Gracias ,Ignacio, como sacerdote amigo tuyo te debo mucho, pues como hijo de Tormón sé lo mucho que has hecho por el pueblo. Yo personalmente te estoy muy agradecido por muchas cosas y especialmente por la acogida en vuestra casa un año que puede compartir unos días con vosotros y todavía recuerdo el viaje que hicimos juntos por Albarracín y alrededores que gentilmente y tu gran saber me fué enseñando. Como mejor te lo puedo agradecer lo hago: con mis oraciones, mi recuerdo y las misas que te puedo ofrecer poe tu eterno descando. Tu buen amigo: Fabri Reyes.