Noguera de Albarracín - Teruel

O Zapatero cambia o nos hundimos

Como dicen los castizos, Zapatero no cambia ni con polvorones. No sé que hará falta que ocurra para este hombre reflexione y preste atención a ese clamor ensordecedor que le pide un cambio en su política económica; que cambie, que nos vamos al tacho. No es que lo repita una y otra vez Mariano Rajoy; ni que Esperanza Aguirre haga lo propio. Es que lo dicen personalidades socialistas como Almunia desde Bruselas. Rajoy, ayer mismo, emplazó al presidente a "rectificar" su política económica porque, dijo, "buena parte de su equipo económico lo está dejando solo". Y se refería a la marcha de ex ministros como Pedro Solbes o Jordi Sevilla. Y ya hasta el diario El País se lo pide también.

Está más que demostrado que a Zapatero le falta voluntad de rectificación. Sin duda porque esa disposición es propia de sabios, que no es el caso; y bien que sufrimos la mediocridad del jefe del Ejecutivo. Ha desdeñado a personas con más enjundia que esos jóvenes tecnócratas sin formación suficiente y menos experiencia, a los que ha entregado parte de las riendas del control del partido, la dirección del grupo parlamentario y encomendado tareas legislativas de importancia; sólo parte, digo, porque Zapatero se está revelando como un jefe muy personalista que le gusta concentrar en sí todas las decisiones de poder, mucho más que Felipe González. Lo decía anoche Cristina Alberdi en el programa Madrid Opina, de Telemadrid.

Pues con ese talante personalista (¿recuerdan lo del talante de sus primeros días como jefe del Gobierno?) va dando bandazos y palos de ciego en la gestión de la crisis, con una descoordinación que unas veces se contradice y otra deja a los pies de los caballos a sus ministros y colaboradores. Y en tal clima es natural que haya comenzado esa oscura desbandada, en la que, hasta ahora, la figura más sobresaliente es Pedro Solbes, ya precedido por Jordi Sevilla y César Antonio Molina, y todavía antes por Jesús Caldera y Juan Fernando López Aguilar.

Dicen que Solbes se va antes de tener que votar los presupuesto generales del Estado, a los que siempre se opuso; a causa de una subida de impuestos aún sin definir que considera perjudicial, y, en especial, por esas componendas de toma y daca e intereses políticos en el modelo de financiación autonómica que puede resultar ruinoso en un período de crisis como el vivimos.

A Zapatero no le importa el prestigio que puedan tener algunos líderes socialistas tanto en el ámbito nacional como internacional. Es el caso de algunos de los citados, a los que se pueden unir otras deserciones. Y no es que tales perdidas supongan un grave quebranto, debido al grado de acierto de la gestión de cada uno, sino por lo que significa de descontento con la gestión que realiza el jefe del Ejecutivo. En el caso de Solbes hay que reconocer que en las dos ocasiones en que asumió las responsabilidades del Ministerio de Economía su gestión dejó mucho que desear.

Ahora, a ese clamor al que me refería al principio se ha unido, como ya adelanté, nada menos el diario El País, otrora sostén incondicional de Rodríguez Zapatero y su política. En un duro editorial, el diario de Prisa le reprocha sus modos presidencialistas, evidenciados en el nombramiento del Ejecutivo y en la toma de decisiones, y le advierte que existe una creciente sensación de que él, Zapatero, actúa con imprevisión y ligereza frente a una de las crisis económicas más graves de la historia, lo que ya está comenzando a pasarle factura.

En mi opinión, una partida importante de esa factura es la marcha de Solbes y la de los que le han precedido, que les ayudaron a ganar las elecciones en dos ocasiones. Pero los derroteros erráticos del Ejecutivo les han desanimado. Han decidido tirar la toalla ante unos síntomas de futuro que no pueden ser peores. Almunia lo reconocía ayer sin paliativos en una comparecencia ante los medios de comunicación en Bruselas.

Si, como dice El País, el Gobierno de Zapatero "desea alejarse de la pendiente por la que se está precipitando y asegurar su continuidad, y, lo que es más importante, liderar la recuperación económica y no la marcha hacia el abismo, es preciso un cambio." Es el mismo cambio que viene pidiendo Mariano Rajoy. Pero no sólo de unas políticas que no se sabe bien del todo en qué consisten. También en el talante (su celebre y cacareado talante de sus primeros tiempos) al decidir esas políticas, en la manera de aplicarlas, proporcionando claridad, congruencia y sentido común, sobre todo en esa lucha contra una crisis que, según los expertos, va a durar en España más tiempo que en otros países de nuestro entorno.

https://lsemanaldigital.com/blog.asp?idarticulo=100385

NOS HUNDIMOOO.....SSSSSSS

Peazo de tocho te has marcao. Mareas tio