San Andrés y Sauces - Tenerife

El Gobierno dice que los incidentes no alteran la "buena relación" con Marruecos

El Gobierno dio ayer por buena la explicación marroquí sobre los incidentes del sábado en El Aaiún e instó a los grupos prosaharauis a que respeten la legalidad del país magrebí y no participen en actos ilegales. El Ejecutivo había reclamado a Marruecos "una explicación oficial adecuada" sobre los incidentes, en los que 14 activistas canarios favorables a la independencia de la ex colonia fueron golpeados por manifestarse y retenidos durante horas por la policía marroquí.

Antes de recibir la respuesta oficial de Rabat, José Luis Rodríguez Zapatero ya sugirió que no iba a plantear un conflicto diplomático por los incidentes. Aunque dijo sentirse "preocupado" por lo ocurrido, anticipó que el suceso no enturbiará lo que considera "un principio esencial de la política exterior del Gobierno" como es el "mantenimiento de una buena relación con Marruecos", un país "con el que compartimos muchos intereses y con el que están en juego temas importantes de seguridad, estabilidad y económicos". El presidente aseguró que pese a las críticas que recibe del PP "no va a caminar por otro derrotero", y ratificó que su apuesta hacia el país magrebí es la de "una diplomacia firme, pero inteligente y sensata".

Zapatero, durante una comparecencia en Shanghai tras visitar la Exposición Universal en la ciudad china, explicó que el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, por orden suya, estaba en contacto con el Gobierno marroquí para recabar explicaciones sobre lo sucedido en El Aaiún. El peso de la gestiones recayó sin embargo en el secretario de Estado Juan Pablo de Laiglesia, que habló por teléfono con el secretario marroquí de Exteriores, Youssef Amrani.

La respuesta marroquí, que se conoció al final de la tarde, mantiene que los españoles protagonizaron "una manifestación ilegal y no autorizada" y exculpa a sus agentes. Señala que los "enfrentamientos" se produjeron "entre los manifestantes y ciudadanos marroquíes" y que la policía intervino para "poner fin a estos altercados". El Ministerio de Asuntos Exteriores, tras recibir las explicaciones, señaló en una nota que los españoles deben poder viajar a El Aaiún "con plenas garantías", pero, al tiempo, defendió "la necesidad de respetar la legislación vigente" -la impuesta por Marruecos en territorio del Sáhara- y confía, en claro mensaje a los activistas canarios y otros grupos con intenciones similares, que espera que "estos incidentes no vuelvan a producirse".

El nuevo incidente diplomático con Marruecos se produce cinco días después de que la visita del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a Rabat para entrevistarse con su homólogo y diese por concluida la tensión en la frontera hispano-marroquí de Melilla, que durante varias semanas vivió acusaciones cruzadas -de racismo a la policía española y de agresión y vejaciones a las agentes españolas- e incluso el bloqueo de camiones con destino a la ciudad autónoma desde el país vecino. De hecho, la nueva fricción diplomática se ha iniciado cuando aún estaban pendientes varias visitas de autoridades españolas a Marruecos, entre ellas la del propio Moratinos, y, sobre todo, la reunión que tiene pendiente el Rey Juan Carlos con Mohamed VI, que no tiene fecha ni ciudad.

"Imagen de debilidad"

El PP, que ya criticó con dureza la debilidad de Zapatero con motivo de los incidentes de Melilla, pidió la comparecencia inmediata de Moratinos y Rubalcaba en el Congreso para que el Gobierno "dé la cara" y explique lo ocurrido en El Aaiún y "dé cuenta del estado de la relaciones con Marruecos sin engaños". La portavoz parlamentaria popular, Soraya Sáenz de Santamaría, dijo que la agresión a los activistas españoles evidencia que los supuestas acuerdos de cooperación bilateral de Rubalcaba fueron "una tomadura de pelo a los ciudadanos" y un "fracaso".

La dirigente popular sostuvo además que sus engaños a la opinión pública son "un insulto a la inteligencia". En su opinión, "nunca se ha cosechado un fracaso tan rápido y evidente en las gestiones diplomáticas".

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