Buenas noches. Me pongo en contacto con ustedes para pedirles ayuda. Necesito encontrar a la familia de mi amigo. El último domicilio que se les conoce estaba en Güímar.
Les reenvío la carta que él me mandó con todos los datos.
Mi nombre es José Manuel Prieto Díaz. Les escribo esta carta desde EEUU, donde resido y soy nacionalizado, soy natural de Cuba y desde que tengo uso de razón recuerdo la tristeza de mi madre por no saber de su familia.
> Mi madre Hortensia Engracia Peregrina Díaz, nació en Agramonte, provincia de Matanzas, Cuba, en marzo de 1905, pero sus padres eran españoles,de la ciudad Güímar, desgraciadamente su madre (mi abuela) falleció en el parto y mi abuelo Remigio Díaz Delgado viéndose solo con su hija decidió viajar hasta la isla española de Tenerife de donde era natural, mi madre estuvo a cargo de una tía llamada Peregrina Díaz en La Laguna, Tenerife. Mi abuelo decidió regresar a Cuba junto a la tía Peregrina y mi madre, durante muchos años se mantuvo en comunicación con su familia, mi madre posteriormente, ya de adulta contrajo matrimonio con mi padre que a su vez era hijo de españoles naturales de León, de esta unión nací yo.
> Recuerdo las cartas de las queridas primas Conchita Díaz y Teresita Díaz, más o menos contemporáneas conmigo (nacidas entre los años 1957 y 195

poco a poco fue disminuyendo la correspondencia hasta que perdimos el contacto, siendo yo un adolescente. Recuerdo al primo Cristóbal Díaz, mi memoria me dice que él tenía una zapatería en la laguna. Al tío de mi madre Ricardo Simeon, a DON Jose Rodríguez al k mi madre cedió sus tierras en Tenerife. Pero el tiempo y la carencia de esta herramienta actual (internet) y el discurrir de la vida nos llevaron a perder los lazos tan hermosos que teníamos como familia. Esta falta de contacto pesó tanto a mi madre, que en su lecho de muerte, en marzo del1966 y siendo yo un muchacho joven, me pidió que buscara a su familia en España por ella. Yo le prometí que los buscaría pero la vida me llevó a trasladar mi residencia a EEUU y tuve que retrasar mi promesa. Hoy, a mis 68 años de edad he comenzado una búsqueda sin descanso para cumplir el último deseo de mi madre, encontrar a su familia.
> Gracias por el tiempo dedicado a leer esta carta, mis disculpas por las molestias que haya podido causar, pero el empeño me merece irrenunciablemente la pena. Quedo pues a la espera de alguna respuesta que pueda ayudarme a cumplir esta promesa..