El Vendrell - Tarragona

EL AYUNTAMIENTO AUTORIZA ESTA ACTIVIDAD

La demanda de productos falsificados mantiene el negocio del 'top manta' en El Vendrell

@David Martínez. El Vendrell (Tarragona).- 22/08/2010 (06:00h)

Youssouf tiene 34 años, nació en Ghana, en África, y trabaja descalzo. Hasta hace un año trabajaba de peón de obra en la construcción, pero la crisis y el parón del sector inmobiliario le han llevado a vender en la calle productos ilegales que proceden de la falsificación y el contrabando. Su nombre sería uno más en la lista de personas que tienen permiso de residencia para trabajar en España. Pero, en los últimos días, a Youssouf, y al resto de sus compañeros les agasaja la visita de curiosos, turistas, policía y periodistas por la actividad que realiza y dónde la realiza. Youssouf es uno de los poco más de un centenar de manteros que se dedican a vender compact discs de música copiada de Internet (sí sin haber abonado los derechos de autor), bolsos de contrabando que vienen de China y el norte de África. Como tantos manteros que existen en España.

Lo que tiene de particular la historia de Youssouf es que realiza su negocio en El Vendrell, que junto con Calafell, ambas en Tarragona, sus respectivos ayuntamientos han autorizado esta actividad en una zona lejana del eje comercial legal y tradicional como medida extraordinaria para que, al menos, la actividad esté controlada. ¿Pero qué alimenta el negocio de los manteros? Youssouf declara a El Confidencial que todos los días se levanta a las seis de la mañana. Vive en un piso en la zona vieja de El Vendrell de 65 metros cuadrados y lo comparte con cuatro compatriotas más. Pagan 500 euros al mes, pero Youssouf gana cerca de 150 euros a la semana con esta actividad.

“Mientras haya personas que quieran comprarme un bolso que no es auténtico pero que les sirve para aparentar de Louis Vuitton o de Chanel yo lo seguiré vendiendo, no es culpa mía si las personas quieren hacer ver algo que no son y para ello quieran pagar menos que por lo auténtico”, asegura Youssouf a este diario en una de las plazas cerca del mar donde el Ayuntamiento de El Vendrell les permite vender. “Es el pez que se muerde la cola y es la ley del mercado, mientras haya demanda estas personas sin otros trabajos en la ciudad seguirán vendiendo productos falsificados y procedentes del contrabando, como también se hacía en la España después de la guerra civil para sobrevivir. Ellos no tienen la culpa, la culpa es de las mafias que importan y fabrican estos productos falsos”, comenta Luisa una vecina de El Vendrell al detectar la presencia de este redactor en la zona.

Youssof vende por 20 euros relojes falsos Breitling y bolsos por 70 euros (cien veces más barato que el producto original) bolsos, gafas de sol, maroquinería, bisutería y cinturones de falsa piel plastificada y polos de marcas tan conocidas y que invierten millones en marketing promocional como Lacoste, Ralph Lauren, Dolce&Gabanna y Carolina Herrera. “Consigo todos estos artículos en un taller abandonado de El Vendrell o aquí mismo en la plaza nos los intercambiamos entre nosotros, no sé de dónde vienen, pero me permiten ganar algo de dinero para poder vivir”, asegura el joven ghanés.

Las quejas de los comerciantes

Los comerciantes no están muy de acuerdo con que el Ayuntamiento deje vender a los manteros, aunque sea en una zona alejada por casi un kilómetro de distancia. Juana, que vende productos como bolsos y zapatos, no está en contra de los manteros, pero “sí de que el ayuntamiento no defienda nuestros intereses como contribuyentes legales que pagamos nuestros impuestos, ¿por qué estas personas pueden llevarse nuestra clientela y hacernos competencia desleal sin pagar impuestos por vender en la calle?”, explica. Luis, otro comerciante, no opina lo mismo que Juana y considera que “el cliente del mantero no es el mismo” que el de su tienda de venta de relojes de marca: “Quien quiere comprarse un reloj de oro o de plata Rolex de verdad paga por ello y quien quiere llevar una imitación son clientes completamente distintos, aunque reconozco que los manteros pueden suponer competencia desleal en productos como electrónica y de música”, afirma.

Sea como sea, Youssouf y el centenar de jóvenes que provienen de Senegal, Mali, Argelia, pero sobre todo del África subsahariana, están en El Vendrell vendiendo y el top manta es su única fuente de ingresos y porque el ayuntamiento se lo permite y porque la persecución policial no ha podido desmantelar esta actividad. “Si alguien tiene una solución mejor para permitir la convivencia de estas personas con los comerciantes tradicionales que venga a El Vendrell o que vaya a Cambrils y nos la cuente”, comentan a este diario fuentes municipales de El Vendrell que reconocen que esta autorización en este verano es una medida excepcional.

La policía, que lleva años luchando para erradicar el top manta en la calle que vende productos ilegales, de contrabando (no pagan impuestos aduaneros) y falsificados, asegura que el top manta "es un fenómeno social que ha evolucionado mucho", advierte el subinspector de la policía local de Cambrils, Josep Muñoz. En 40 páginas de informe policial se radiografían los distintos perfiles de vendedores y se localiza el cuartel general de los manteros en la zona. Alrededor de un millar de vendedores ilegales se alojan durante el verano en la localidad vecina de Salou (Tarragonès). "Desde Salou se reparten por toda la Costa Daurada", explica el subinspector Muñoz. Un porcentaje menor de manteros vive en Cambrils y otras localidades.

La zona de residencia del top manta se concentra en el barrio de la Salut y en las afueras de Salou, cerca de la frontera con Cambrils. En apartamentos de 60 metros se hacinan hasta una quincena de vendedores; los hay que duermen en garajes y locales transformados en viviendas. Los alojamientos más baratos, bajo el control de las mafias, se cobran a 70 euros mensuales. Los manteros se reparten viajando en tren por las localidades de toda la costa tarraconense. También se desplazan en autocar, bicicleta e incluso andando cuando acuden a la zona del Cap Sant Pere, entre Cambrils y Salou, cerca de sus alojamientos, donde precisamente la policía ha detectado las mayores aglomeraciones, de hasta 150.

Guerras territoriales entre clanes

Las distintas redes se reparten con celo el territorio. El gran número de manteros hace que cada vez sean más frecuentes los conflictos. "Hay guerras territoriales entre clanes, es propio de las conductas mafiosas", añade el subinspector. Los enfrentamientos se generan entre etnias y nacionalidades, pues hay mayoría de vendedores del Senegal pero también de Guinea, Sierra Leona, Costa de Marfil, Mali, Gambia o Gana.

Según datos de la policía local, combatir el top manta le cuesta al Ayuntamiento de Cambrils más de 205.000 euros cada verano, y todos los policía locales dedican una parte de su jornada diaria a perseguir a los manteros, que obtienen más de 4.300 euros mensuales con esta actividad, según un informe municipal. El informe "Análisis de la venta ambulante ilegal en Cambrils" detalla con abundante material fotográfico, la actuación de la Policía Local contra los manteros.

"Analiza a fondo este fenómeno social", indica el jefe de la Policía Local de Cambrils en funciones, Josep Muñoz, que ha señalado que va 'in crescendo' merced al inframundo que supone la inmigración subsahariana, que ha sustituido a las antiguas cuadrillas que vendían productos autóctonos, para dar salida a productos falsificados o que suponen delitos contra la propiedad intelectual. La ordenanza municipal de civismo, además, prevé sanciones por la venta ambulante ilegal, que son más severas para los compradores (300 euros) que para los manteros (entre 100 y los 200 euros). La percepción sobre el top manta también ha cambiado a medida que se suceden episodios molestos y que los vecinos sufren la ocupación del espacio público.

Las iniciativas de El Vendrell y Calafell han dado relevancia pública a un problema que comerciantes y policías locales vienen padeciendo desde hace años, pero que este verano se ha desmadrado. Los dos ayuntamientos, en un intento de buscar una solución, han dado legitimidad a los manteros al acotar sendas zonas para que vendan sus productos. La medida también los aparta de los puntos turísticos con más afluencia de turistas.

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