Cambrils - Tarragona

El PSC, a favor del Islam

Enrique de Diego. 7 de mayo de 2010.

El escandaloso hecho de que Montilla y el PSC promuevan una macromezquita en Cornellá nos sitúa ante una esa aparente contradicción de un degenerado socialismo dedicado a financiar, con el dinero del contribuyente, la peligrosa islamización de Cataluña.
El contribuyente ‘infiel’ se ve obligado a sostener con su dinero a quienes predican su asesinato. ‘Matadlos allá donde los encontréis’ o para ‘Alá los infieles son las peores bestias’ son algunas de las lindezas coránicas que se predicarán cada viernes en la macromezquita de Cornellá.Negrita Precisamente en una mezquita se planeaba un atentado con seis suicidas en el Metro de Barcelona. Por sentencia de 11 de diciembre de 2009, la Audiencia Nacional condena a un grupo de islamistas, buena parte de ellos oriundos de Pakistán (el 80% de los pakistaníes afincados en España lo son en Cataluña), residentes en Barcelona, y seguidores del líder talibán Maitullah Mehsud, por haber decidido “llevar a cabo una acción violenta, empleando material explosivo contra el metro de la ciudad de Barcelona, que pudiese provocar un elevado número de víctimas”.
Acudieron algunos terroristas desde otros lugares de Europa y todos ellos entraron en contacto en la mezquita Tariq Bien Ziyad, sita en la calle Hospital de Barcelona. Uno de los seis suicidas ‘elegidos’ no quiso seguir adelante con los planes y denunció al grupo, que fue detenido mientras dormía en la citada mezquita en enero de 2008. Para esto sirve financiar mezquitas como hace el PSC.
La querencia de Montilla y los socialistas catalanes por los islamistas es una mezcla de estupidez superlativa y de tendencia compulsiva al suicidio colectivo. Los socialistas serían los primeros en sucumbir en una república islámica de Cataluña, como sucedió en el Irán de Jomeini, pero puede más en ellos su inveterado odio a la libertad personal, su aversión al cristianismo, pilar de nuestra civilización, y su coleccionismo de minorías, desatado tras su fracaso esencial y planetario con la caída del Muro de Berlín (aún lo seguimos pagando, por no haber erradicado el socialismo).

La peculiar predilección del socialismo catalán por el islamismo, que Montilla cultiva generosamente, y así lo ensalza el Consejo islámico catalán, busca la destrucción de cualquier regularidad de la Cataluña histórica, para promover una sociedad denominada multicultural, altamente conflictiva, de forma que cualquier propuesta conservadora esté fuera de lugar porque no reste nada que conservar.
Harían muy bien los catalanes en castigar en las urnas tal proceder y volver la espalda a Montilla, como uno de los personajes más grises y más destructivos de la historia de la sociedad catalana.

Como muy bien explica Josep Anglada, líder de Plataforma por Cataluña y candidato a la presidencia de la Generalitat, en su magnífico y muy recomendable libro ‘Sin mordaza y sin velos’ (Editorial Rambla) la inmigración musulmana funciona con los criterios excluyentes de la ‘diáspora’.

En el capítulo XI del citado libro, La diáspora musulmana, entre nosotros, explica que los movimientos migratorios que pueden ser calificados de diásporas implican:

. Un movimiento forzado o voluntario que va desde la región de origen hasta una nueva región o regiones. . Una memoria compartida sobre la región de origen, el compromiso de preservar dicha memoria y la creencia en un posible retorno. . Una fuerte identidad étnica que se mantiene en el tiempo y la distancia. . Un sentido de solidaridad hacia los miembros del mismo grupo étnico que viven en otras áreas de la diáspora. . Y cierto grado de tensión respecto a las sociedades de acogida.
Es decir, las inmigraciones marcadas por la diáspora no buscan, de partida, la integración, sino precisamente la preservación de sus costumbres, de su identidad. Es decir, trasladan Marruecos o Argelia o Pakistán a las zonas de España donde asientan. Trasladan, sobre todo, el islamismo. De esa manera, indica Anglada, "los miembros de la diáspora pueden transigir en cuestiones como el respeto a las normas más elementales (horarios, normativa de tráfico, uso de la moneda local, etc.) o en cuanto a las relaciones laborales y económicas; pero, como la historia y la realidad presente demuestran obstinadamente, tratarán por todos los medios de mantenerse aislados con respecto a sus usos y costumbres, a sus creencias y prácticas religiosas o culturales, preferiblemente a través de su concentración espacial –formando auténticos guetos—en pueblos o barrios acotados en donde, al constituirse como una minoría influyente o incluso, en algunos casos, como una mayoría social, tratarán de imponer su propia cosmovisión, sus peculiares rules o normas al margen de las convenciones autóctonas que nos hemos dado".
Junto a la ruina económica, propiciada por Zapatero y Montilla, éste de la islamización es el otro gran debate para las elecciones catalanas. Motivo suficiente para un general voto de castigo a Montilla.

Enrique de Diego

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