Cambrils - Tarragona

Hay cosas que no cambian y cuarenta y séis años de leyenda negra,son muchos años.Visto lo de ayer,una lucecita se encendió a lo lejos para indicarme que no es tan fiero el león como me lo pinta la prensa amarilla del madris.También es cierto que una Señora,por muy Vieja que sea,tiene un punto de dignidad,de saber estar,de orgullo ajado que los pipiolicos que se presentaron ayer en Turín no han conocido,por mucho que durante toda la semana nos hayan magnificado el escandoloso robo de la Séptima,que qué barbaridad y,como decía mi Giraldillo,qué empasho de merengue.
Por cierto,no sé si te has enterado de la subasta que lanza en ebay el poeta de alabastro de este foro,más que nada por si me despisto y tú te enteras de algo.Para mí que tenemos en parrilla otro fantasmón como el de la placa.Fíjate que nos dijo que era Director de Marketing y aún hoy espero respuesta de la frase que le colgué.¿Tampoco tiene tiempo?¿Qué pasa en los madriles,que váis a levantar solitos España?.Y al tanto,bnb,que la residencia del susodicho da a la Sierra madrileña,o sea,igual un día te localiza en el radar y te manda un pepino,que estos gavioteros son muy de bombardear casas ajenas.
Lo dicho,bnb,ten cuidadín con quién te observa desde el otro lado de la verja,píllate una cinco estrellas y esta noche contempla el espectáculo que tiene un mucho de sardana aderezada con los eternos tangos.
El Tamboriler del Bruch.

¿Qué son cuarenta y seis años?. Pues nada, como los veinte del tango. En el próximo partido se les da su merecido, y santas pascuas, primeros otro vez y todo arreglado. Rainieri es un tipo simpático, y estaba en la cuerda floja, y nuestros chicos salieron en su ayuda, no hay nada como la caridad. La misma que no tuvisteis vosotros contra un equipo de barriada, ¡vaya grupo que os atochado!, parece un campeonato de empresa, menudos equipazos.

¡Dios mío! ¡estoy siendo observado!. Ya notaba yo algo extraño, esa sensación de que te están vigilando, y mira porqué era, resulta que SM me está viendo desde su casa. Seguro que aprovechará para decirle a mi jefe en que empleo mi tiempo libre. O para denunciarme ante las autoridades por no ponerme el cinturón de seguridad, o por aparcar en doble fila, o por cualquier otra infracción cometida, dada su tendencia al chivateo.

Pues bien, a partir de ahora, una vez al día me pondré mirando hacia Madrid y le haré una peineta. Eso si, con todo cariño.

Bnb