Cambrils - Tarragona

Garzón y su pala de sepulturero

El lobo feroz: garzonerías
FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ


Garzón, "superstar".

Señoría: esto es una epístola moral, y moral es la autoridad con que la escribo, pues soy huérfano de guerra, mataron a mi padre los de Franco, no los suyos de usted, precisamente en los días a los que sus pesquisas hacen referencia, he dedicado diez años de mi vida y una novela de setecientas páginas a investigar lo sucedido y, sin embargo, le pido por favor, en nombre de mi padre, y en el de todos los caídos en los dos bandos de aquella guerra inicua, que no se meta en eso, porque no es asunto suyo, ni de nadie ya, por suerte, a estas alturas. No hoce en nidos ajenos. Permita, como dijo Jesús, en usted reencarnado, que los muertos entierren a sus muertos. No haga vudú, no los convierta en zombis. Los mató la guerra. Sea usted justo. Tienen derecho a descansar en paz.


FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ


¿Quousque tandem, Garzo, abutere patientia nostra?¿Hasta dónde y cuándo quieres remontarte, oh doctísimo Kalíkatres de nuestra Audiencia Nacional? ¿Nacional? ¡Qué digo! Será Republicana. ¿Por qué, ya metidos en gastos, no abres diligencias contra Ditalcón, Aulaces y Minuro, que traicionaron a Viriato, aquel Durruti de Ibarra, y lo entregaron a Roma? Zapatero sí paga a traidores. Seguro que los de la Memoria Histórica localizan la sepultura.

“La moza y el garzón –las cabras ramoneando y los puercos hozando– se perdieron, montarral abajo, en busca del áspero y saludable nido de hacer las cochinadas.” La cita es del Viaje andaluz de Cela y muy anterior a la última garzonería de cierto juez de universal renombre. Parece, sin embargo, descripción bastante exacta de lo que ese garçon quiere hacer. Sobra la moza, que lo esperará –si la tiene– en su garçonnière, pero las fosas comunes de la guerra civil suelen estar en el monte, entre ellas triscan las cabras y los cabritos o buscan sustento los animales de bellota, y cochinada, aunque no saludable, por serlo de necrofilia, parecerá a media España la intentona de reabrir lo que los sayones del Caudillo llamaban Causa General. El juez en cuestión se cree Jesús de Galilea, pero no el de los evangelios, sino el de la Segunda Venida, que reaparecerá el día del Fin de los Tiempos con la balanza de Osiris en la mano zurda para impartir justicia universal así a los vivos como a los muertos. Quienes pelearon a las órdenes de Stalin se sentarán entonces a la diestra de Zapatero y quienes lo hicieron en las filas de Franco serán definitivamente arrojados a otra fosa común: la de las tinieblas infernales.

La megalomanía, ¿es falta o es delito? Si lo segundo, ¿por qué no se autodenuncia, se autoinvestiga y se autojuzga el juez al que me refiero? Entraría así en el Guinness, lo que aliviaría el mono de su afán de notoriedad. También podría figurar en él por ser ejemplo de juez que se enfrenta a las leyes. No nos vendría mal a los españoles tener en ese libro a otro plusmarquista ahora que el Financial Times nos califica de pigs, y acierta, porque hozar en el fango –son sus palabras– es lo que pretende la iniciativa a la que apunto y contra la que disparo. ¿Quousque tandem, Garzo, abutere patientia nostra? ¿Hasta dónde y cuándo quieres remontarte, oh doctísimo Kalíkatres de nuestra Audiencia Nacional? ¿Nacional? ¡Qué digo! Será Republicana. ¿Por qué, ya metidos en gastos, no abres diligencias contra Ditalcón, Aulaces y Minuro, que traicionaron a Viriato, aquel Durruti de Ibarra, y lo entregaron a Roma? Zapatero sí paga a traidores. Seguro que los de la Memoria Histórica localizan la sepultura.

Señoría: esto es una epístola moral, y moral es la autoridad con que la escribo, pues soy huérfano de guerra, mataron a mi padre los de Franco, no los suyos de usted, precisamente en los días a los que sus pesquisas hacen referencia, he dedicado diez años de mi vida y una novela de setecientas páginas a investigar lo sucedido y, sin embargo, le pido por favor, en nombre de mi padre, y en el de todos los caídos en los dos bandos de aquella guerra inicua, que no se meta en eso, porque no es asunto suyo, ni de nadie ya, por suerte, a estas alturas. No hoce en nidos ajenos. Permita, como dijo Jesús, en usted reencarnado, que los muertos entierren a sus muertos. No haga vudú, no los convierta en zombis. Los mató la guerra. Sea usted justo. Tienen derecho a descansar en paz.

© El Mundo

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Dragó, si invertiste diez años de tu vida a investigar lo sucedido, si tienes 65 años, quiere decir que has invertido el 15.3 % de tu existencia, porque no dejas que otros con el mismo derecho, inviertan algo de sus esfuerzos en parecida tarea? O solo era importante cuando TÜ u otros como tú hacíais ese esfuerzo?, no entiendes Sr. Dragó que la gente necesita ayuda?, Tú tenías recursos e inteligencia para llevar a término (si conseguiste averiguar algo) tú necesidad, será que cubierta esa tú necesidad, está cubierto todo, absolutamente todo?

O será que por tener y usar la capacidad de expresión escrita o hablada, vas a convencer y sosegar heridas abiertas, que necesitan ser restañadas, e instaurada en las mentes una cierta confianza en los dirigentes nacionales, sean de la mano que sea, o tengan el hocico que tengan? No Dragó, a mi edad he visto que nadie es poseedor de la verdad absoluta, por muy razonada que crea tenerla, tu tampoco, tus deseos y razones son válidas para ti, es tu prerrogativa, los demás tenemos otros, que son los que ponen sentido a nuestras existencias, y permítenos por favor, armonizar nuestras vidas, con nuestras necesidades, TÜ ya respiras tú aire, deja que el nuestro circule, para poder usar nuestro DERECHO.

Y como estoy absolutamente molesto, y aunque esto no llegue jamás a tus orejas, lo dejaré hasta acá, porque se me va la mente hacia epítetos fuertes.

UNO MAS.

El engreimiento es sólo una forma de estupidez. El engreido se cree en posesión de la verdad, es un sabelotodo que no acepta que otros puedan pensar de forma diferente a la suya. Sólo los muy tontos creen que siempre tienen razón. Y estamos ante un caso claro. El Dragón escupe fuego por su boca en la convicción de que nadie tiene razones ni inteligencia suficientes para vencerle, pero en este caso hay miles de San Jorges capaces de aplastarle como a una simple lagartija.

Según cuenta el propio Dragó, yo mismo se lo he oído contar, estuvo años investigando la desaparición de su padre, investigación que reflejó en ese libro de 700 páginas que cita. Él creía que había sido asesinado por los rojos, pero descubrió que no, que había sido el otro bando. Años de investigación, y luego al señor le parece mal que otros quieran saber dónde están los restos de los suyos para poder enterrarlos.

Señor Dragó, y perdóneme por lo de Señor, que ya se que a Vd. no le cuadra ese título, no es Garzón quien promueve esa búsqueda, son cientos de miles de españoles que quieren saber, igual que lo quiso Vd, qué fue lo que les pasó a los suyos y dónde se encuentran sus restos. Si Vd. no entiende eso es que un mal nacido o un estúpido, o las dos cosas a la vez.

Ya se que el tipejo este del Dragó nunca leerá este escrito, pero al menos me quedo a gusto poniéndolo aquí.

Bnb.