Santervás del Burgo - Soria

Me voy a arrancar con una pequeña anécdota: Como dicen Sergio y compañía "Con Dios y el Felipe no se juega". Cuando era pequeña, con eso de que era el alcalde, le veía aparecer y me iba corriendo por lo que pudiera pasar. Ja, ja, ja. Y él, la verdad, que muy buen concepto de mí no debía tener, porque aún recuerdo cuando ardió la puerta de un corral en verano, que creo que era de la Teodora(tendría yo 6 o 7 años, y ya me tenía por una pequeña delincuente, si fuera por él, a estas horas estoy en el reformatorio). Y eso que lo más gordo que había hecho hasta entonces había sido vacíar una botella de fairy en el pilón de la fuente, que dejé aquello con una espuma que daba gloria verlo, y eso que era cuando aún bebían allí los machos, a los cuales se les debieron quedar las tripas sin gota de grasa, después de trincarse el agua con una botella de fairy, que si da para limpiar los platos de cuatro mesas, imaginaros los rocines como quedarían. A mí me hizo mucha gracia, pero menuda me echó el Felipe, que yo huía de él por las esquinas). Bueno, el caso es que la puerta del corral ardió y se quedó más chamuscada que ni sé, y yo, que para una vez que soy inocente, no me había enterado de nada, y estaba más pancha que ni sé en casa de la tía Felisa, y apareció el Felipe: -¡Confiesa, que te han visto, que has pegao fuego a la puerta de la Teodora! Y así permaneció un largo rato. Vamos, que tanto, tanto me torturó, que al final ya casi me daban ganas de confesar que había sido yo y que me cargaran el muerto y listo, que ya no soportaba más presión de la autoridad. Hasta que aparece no sé quién por ahí, diciendo que habían visto a mi hermano y al Jose Antonio de la Leo con una caja de cerillas. ¡ Vamos, que si llegan a ser un poco más espabilados los dos Jose Antonios, me detienen por pírómana!

Pues yo de lo que me acuerdo de nuestra infancia en Santervás era de las meriendas que nos pegábamos, con nuestra rodaja de pan (cuando el pan era pan) y nuestro pedazo de lomo de la matanza o las costillas en aceite. Huuuummm, que bueno!!!, no me extraña que luego me subiera el colesterol.
Tambien estaban muy bien las meriendas que organizabamos a la Matilla, con nuestra latita de anchoas, berberechos y mejillones, que bien nos lo montabamos.
Saludos.

Yo tambien recuerdo las merendolas! nosotros ibamos a la matilla y tb a los pinos y a las charquillas. joe q tiempos. es posible q lo pasaramos tan bien solo con ir a merendar? y las rebanadas de hogaza y panete hasta arriba de tulicrem? (se llamaba asi, no?).
Ibamos a merendar hasta los pinos solo para luego poder bajar la cuesta a toda mecha con la bici, menuda vela que cogiamos por la cuestecita en cuestion... Hay alguien que no se la haya pegado alli alguna vez? yo recuerdo buenas leches, caidas, rasponazos e incluso vueltas de campana! (q le pregunten al Ruben jeje)
Besos y abrazos. Lorena

Jeje, la bici, mi brazo derecho tiene una cicatriz desde arriba hasta el codo y mi rodilla un agujero por mi ultima caida en bici, esta fue en la ultima bajada que hay viniendo de rejas (donde esta el puente), me empotre contra la montañita de mas alante. Hace de eso unos 15 años y desde entonces esta aparcada en la cuadra con las ruedas desinfladas. Bueno son señales de guerra inolvidables.

Ja, ja, Esther, vaya que si me acuerdo, la bajada de la Pedriza, que cogiste la curva toda recta y te empotraste con el cerro!! No lo olvidaré mientras viva. ¡Qué tiempos aquellos! Tener una bicicleta era como en la época medieval el que tenía un castillo en el Rhin, toda una manifestación de poder. Y mira que las dábamos caña: a las supermerendolas de la Matilla, a Fuentearmegil, a Rejas, a Valdealvín... hasta de fiesta por la noche. ¡QUé fiebre! Por cierto ¡a ver quién no se acuerda del copón que se pegó Lourdes en la bajada de los pinos, que dejó la bicicleta Siniestro Total!

RESCATO ESTE MENSAJE DE LAS ULTIMAS PAGINAS DEL FORO PARA QUE OS ANIMEIS A CONTAR ALGUNA ANECDOTILLA MAS, QUE SON LA RISA. ANDA QUE NO HABRA HISTORIAS PARA CONTAR...