COMO EL AGUA CLARA Y PURA
Tras una estrella lejana
encima del horizonte,
te traeré mi mañana
con el rocío del monte.
Su brillo será de oro,
su belleza de marfil;
lleno de luz y decoro
se ha de andar al porvenir.
Largo ha de ser el camino
con un recuerdo fugaz,
pero hermoso su destino
edificando la paz.
Con la luz de la mañana
he visto venir a un hombre,
que con voz certera llama
cada cosa por su nombre.
Al cielo, dijo alegría,
a la tierra, compasión,
al mar, la soberanía
y al sol, llamó corazón.
Como el agua clara y pura
corre en su arroyo serena,
ha de correr la ternura
cuando aparece una pena.
No hay dolor que no sea tuyo,
no hay sufrir sin compartir,
se ha de tener un orgullo,
saber dar, sin recibir.
Ayer sentado en el campo
donde mi verso cultivo,
una paloma volando
me trajo un ramo de olivo.
En un cielo despejado
divisé dos blancas nubes
y en un pedestal dorado
el sol radiante que sube.
Verás lo bello del mundo
cuando más amor le das
y su esplendor más profundo
cuando vivimos en paz.
Antonio Guerrero.
diusteño