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Más sobre la "feministra" Bibiana, de Igual-da.


Las ocurrencias de la 'feministra'
Intereconomía - La Gaceta. 09:34 | 12 de enero, 2010 Jorge Bustos


La redacción de La Gaceta resolvió por unanimidad otorgar el galardón El tonto contemporáneo a la titular de Igualdad. En ÉPOCA desarrollamos los motivos de la decisión.



Bibiana Aído, ministra de Igualdad



Bibiana Aído tenía 31 años de edad y 17 meses de experiencia laboral cuando le dieron un ministerio de España. El Ministerio de Igualdad, en concreto. El presidente Zapatero -que ha acreditado tanta maña para la promoción de precoces turiferarios como para la defenestración de rivales valiosos en el seno del partido- lo mismo podría haberle dado a la precoz Bibiana la cartera de Marina, o la de Papiroflexia Republicana, pero le dio la de Igualdad, en fin... A muchos cándidos les sorprendió entonces el tan desigual ascenso de la ministra de Igualdad. Pero serán gentes que no han leído a Orwell ni conocen aquella constatación perenne según la cual algunos siempre son más iguales que otros. ¿A qué se debía esta mayor igualdad de la ministra de Igualdad? ¿A que es ahijada de Manuel Chaves y lleva por tanto en las sienes la impronta inmarcesible del socialismo desde la pila bautismal? ¿A que ingresó en las Juventudes Socialistas de Cádiz a la tierna edad de 16 años, cuando debiera andar pensando en seres vivos y quizá humanos de género adverso, antes que en esforzadas militancias ideológicas? No podemos saberlo. Aunque el Gobierno asegura, para tranquilidad de los aprensivos, que las cuotas no tuvieron que ver en su elección, ni tampoco tuvo que ver que Aído fuera la número dos de la lista socialista por Cádiz en marzo de 2008… inmediatamente por detrás del padrino Chaves, presidente entonces de la Junta de Andalucía.

La voz de su amo

La dirección de la Agencia Andaluza de Flamenco puede ser un trampolín igual de bueno que otro cualquiera para aterrizar en la dirección de un ministerio. Contar con una sólida formación académica no hace daño, pero, como se ve, es requisito secundario comparado con la militancia lanar en las filas de la rosa y el puño. Eso sí, nadie le puede negar a Aído el denuedo con que se ha aplicado en el cargo para agradecer al jefe tan lustroso nombramiento. Su fidelidad irrefragable al disparate. Su temeridad a prueba de sonrojo. A ver, si no, quién es el guapo que se atreve a comparar la operación de abortar con “ponerse tetas”, por ejemplo. Se diría que, a lo largo de estos últimos dos años, cuando Zapatero se ha visto especialmente apurado o acorralado por la prensa, llamaba a Bibiana y le pedía una comparecencia bien surtida de sandeces de género, que tanto entretienen a los tertulianos. Su nivel de popularidad es de los más altos en el paritario gabinete ministerial, aunque los sondeos de valoración política le otorgan siempre uno de los tres últimos puestos. Y eso que ella trabaja con la mejor intención: “Lo que publican sobre mí me importa más bien poco; leo sobre lo que es mi actividad”. Lo que viene siendo la igualdad, o sea.

Repasar sus hits más sonados se convierte en un involuntario homenaje al mejor Mihura. Su descubrimiento y casi inmediata consagración llegó cuando dirigió un discurso a los miembros “y miembras” de la Comisión de Igualdad, en la que era su primera comparecencia en el Congreso de los Diputados. Tampoco es moco de pavo el motivo que allí la llevaba: era junio de 2008 y la ministra defendía la implantación de un teléfono de hombres “que les ayude a canalizar su agresividad”. El cachondeo nacional alcanzó cotas homéricas. Pero ella contraatacó, insistió en la necesidad de cambiarnos a los españoles el “modelo de masculinidad” y, de paso, sugirió a la Real Academia Española la aceptación de su lapsus lamentable. “Hay palabras como determinados anglicismos como guay o fistro que no tuvieron tantos problemas para ser inscritas en el Diccionario de la Real Academia Española”, fue su argumentación implacable. Sólo que fistro no está en el DRAE: fue una famosa inocentada de TVE. El académico Gregorio Salvador respondió a la intrépida lexicóloga: “La ministra puede escribir a la Academia. Siempre tenemos locos que escriben a la Academia pidiendo cosas peregrinas”.



Una RAE de machistas

El intolerable machismo que destilaba esta contestación no pasó inadvertido a Bibiana, que zanjó la discusión desenmascarando el acrisolado rijo de los sabios patrios: “Quizás haya una cuestión de género de fondo y haya que tener en cuenta que de los 43 miembros de la Academia solamente hay tres mujeres”. Claro. Ahí estaba la madre del cordero. El progenitor B del cordero, queremos decir. Pero Aído tiene sus aliados: la revista gay Zero entró en el debate y la llevó a portada bajo el titular: “Miembras somos todos. La ministra contra el machismo mediático”. Pero el año 2009 que acaba de terminar deparó ocurrencias de la ministra mucho menos veniales. Ella ha sido la abanderada de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva. Aturdidor eufemismo para aludir a la despenalización y ampliación el aborto. Un delito convertido en derecho por una comisión de expertos abortistas y la sonrisa fotografiada de varias ministras rigurosamente alejadas de la experiencia maternal.



Aborto y machismo

En honor a la verdad, no cabe culpar a Aído de una permisividad legal en materia de aborto que triunfa en toda Europa: cada 30 segundos se produce un aborto en algún país del viejo continente y la mayoría de los estados de la Unión permite abortar de forma libre en las 12 primeras semanas de gestación. La gama de cobertura legal va desde el caso de Malta, que mantiene la ilegalidad absoluta del aborto, hasta el caso de la libérrima Holanda, que lo permite incluso hasta las 24 semanas. Aunque ningún país consagra expresamente el derecho a abortar de niñas de 16 años sin informar siquiera a sus padres. O sea, a sus progenitores A y B.

Aído tiene la doctrina clarísima en este punto, y en mayo de 2009 alumbró su mayor y más inicuo disparate conceptual cuando declaró en la Cadena SER que “un feto de 13 semanas es un ser vivo, claro, pero no podemos hablar de ser humano porque no tiene ninguna base científica”. Tampoco es probable que las facultades de Medicina del mundo se peleen un día por el cerebro de la ministra.

Aparte de fomentar que las niñas aborten igual que se ponen tetas, el ministerio de Bibiana Aído tiene en la violencia machista su principal desafío. La Ley de Violencia de Género recabó el apoyo unánime de todos los partidos con representación parlamentaria. Pero los atavismos y las desviaciones humanas se resisten a las disposiciones roussonianas pactadas por los políticos, porque la reforma moral de los individuos no se logra con leyes. En 2007, cuando aún no había Ministerio de Igualdad, se produjeron 71 muertes causadas por este tipo de violencia que la agramaticalidad rampante denomina “de género”. En 2008, usando los datos del propio ministerio, murieron 76 personas, si bien el Consejo General del Poder Judicial incrementa el número de víctimas mortales hasta 121. En 2009, el departamento de Aído contabiliza 55 muertes, pero algunos observatorios afirman que han muerto 60 personas. Si alguna conclusión se puede sacar, es que las medidas jurídicas de protección y socorro, con ser necesarias, no erradicarán el problema. Ni siquiera lo reducen sensiblemente.

Presupuesto miserable

El problema principal del Ministerio de Igualdad es que es un ministerio teórico. Administra un concepto, fomenta una ideología. El propio Zapatero relativiza su importancia cuando, pese a rentabilizar en términos de populismo la propaganda feminista de Aído y los suyos, concede a esta cartera un presupuesto francamente ridículo. Para el año de su debut, el bueno de Solbes asignó a Igualdad unos miserables 66 millones de euros, que dan para hacer anuncios, pegatinas y quizá hasta posavasos antimachistas. Para 2009, la cuantía se elevó hasta alcanzar los 113 millones. Y para 2010, Elena Salgado dota los programas del Ministerio de Igualdad y sus organismos autónomos con créditos por importe de 110 millones de euros. Cantidad ridícula comparado con los 7.613 millones de que dispone el Ministerio de Fomento para este nuevo año; la cosa da un poco de risa y se afianza el carácter meramente publicitario de la cartera creada por Zapatero, experto en imagen. Quizá por eso se define Aído como una “ministra 2.0”. Porque casi todos sus recursos son virtuales.

En defensa de la ministra hay que decir que no está sola en el mundo. Otras aídos igual de infatigables y lesivas para la cordura ocupan similares carteras en varios países europeos. Hace unos días los obispos de Reino Unido denunciaron que la homóloga británica de Bibiana, una tal Harriet Harman, quiere prohibir a la Iglesia Católica que exhorte a los sacerdotes a ser hombres solteros y célibes. Lo haría a través de una nueva ley de igualdad que quiere prohibir que se condicione por motivos religiosos el comportamiento sexual, salvo el de aquellos que prueben que dirigen el culto o están dedicados a la enseñanza. Un completo dislate liberticida contra el que ya se ha alzado la Conferencia Episcopal Católica de Inglaterra y Gales. No descarten que veamos a Bibiana importando la iniciativa en cuanto se entere. Aído ha despedido el año negando 1,5 millones de euros para apoyar a futuras madres en apuros -aunque gastado en 2009 nada menos que 35 kilos en adensar la burocracia de su equipo- y cesando sin contemplaciones a la directora del Instituto de la Mujer, Rosa Peris, para colocar a otra, Laura Seara, acreditada feminista, proabortista y anticlerical. Pero también tiene tiempo para pensar en la crisis, a cuya solución aporta receta propia. Una receta igualitaria, claro.

El género de esta crisis

En su último discurso del año, durante un acto público celebrado en la localidad gaditana de Arcos de la Frontera, arropada por el paisanaje adicto, Aído anunció la buena nueva: “2009 ha sido el año de la crisis, pero 2010 va a ser el año de la recuperación; no vamos a esperarla, vamos a traer la recuperación”. ¿Y cómo contribuye “la perspectiva de género” a la resolución de la crisis global? Dejemos que ella misma nos lo explique con una entrada de su blog, Amanece en Cádiz -aunque bien podría llamarse Amanece que no es poco, como la bizarra película de Cuerda-, actualizado de Pascuas a Ramos: “La incorporación de la perspectiva de género al debate sobre la recuperación económica y financiera es una gran oportunidad para que esta crisis pase a la Historia [sic] como el comienzo de un modelo social de plena igualdad entre mujeres y hombres. Sobre esta cuestión debatimos en Estocolmo, a propuesta de la presidencia sueca de la UE, en un encuentro de ministras y ministros de Igualdad en la que participaron además Francia, República Checa, Bélgica, Reino Unido y Hungría. A partir del 1 de enero de 2010, España coge el testigo de la Presidencia, en la que la igualdad será una de las coordenadas básicas que marcará la ruta a seguir”. Agárrense los machos, señores, porque se incorpora Aído a la conjunción planetaria proclamada por Leire Pajín, y más vale que vayan disimulando ustedes sus atributos menos femeninos al escrutinio omnímodo del progresismo universal. O universala.

Un exiguo currículo, pero suficiente

Bibiana Aído Almagro nació el 2 de febrero de 1977 en Alcalá de los Gazules, localidad gaditana de unos 6.000 habitantes. Es hija de Francisco Aído, que fue el primer alcalde democrático del pueblo y llegó a jefe de gabinete de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Se licenció en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Cádiz (1999). Como estudiante de intercambio, cursó parte del máster International Business Administration en la Universidad de Northumbria, Newcastle. Hizo prácticas en Unicaja, de agosto a octubre de 2000. Luego trabajó en Iturri S.A., empresa de comercio de prendas especiales, de noviembre de 2000 a septiembre de 2001. Después, pasó tres meses en Caja San Fernando. Total: 17 meses de experiencia laboral.

En política, integró la candidatura del PSOE por Cádiz a las municipales de 1999 (puesto número 12), y a las autonómicas de 2000 (puesto número siete), pero no salió. Pese a ello, en 2003 fue nombrada delegada provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía en Cádiz, cargo que ocupó hasta julio de 2006, cuando fue designada directora de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco. Lo compatibilizó con el escaño autonómico logrado en 2008 hasta que Zapatero la llamó para hacerla ministra de España.