Pilas - Sevilla

Rajoy dixit: “En Galicia no hay caciques” José Luis Baltar, hacía y deshacía a su antojo en la Diputación de Ourense. La Fiscalía le imputa por 'enchufar' durante años a familiares, amigos y militantes del PP

LOS GENOVESES | 06/01/2013

El expresidente de la Diputación de Ourense, José Luis Baltar, ha sido imputado por la presunta contratación a dedo de 104 personas, sin informes y a través de decretos firmados de su puño y letra. Le acusa el fiscal jefe de la Audiencia Provincial de Ourense. Durante 22 años al frente de la Diputación, muchos consideraban a este político ‘popular’ un verdadero cacique, a pesar de que el líder del PP, Mariano Rajoy, defendió que “en Galicia no hay caciques”, solo ”personas que tienen influencia y la utilizan en época electoral”.

Respetando tu opinión que por cierto tienes razon he de decirte que mires mas serca, O es acaso que en Andalucía no ha pasado y está pasando, y eso en cualquier Municipio, contemos obejas para dormirnos pero que sean de cualquier color.

Respetando tu opinión que por cierto tienes razon he de decirte que mires mas serca, O es acaso que en Andalucía no ha pasado y está pasando, y eso en cualquier Municipio, contemos obejas para dormirnos pero que sean de cualquier color.

Señores moderadores a qué le llamais Spam a nombrar a Andalucía o es que no existe y no es verdad lo dicho ?.

Borrado por un Moderador.

Borrado por Foro-ciudad.com

Gerardo Rivas
Ver, oír y gritar

El club ‘genovés’ de la comedia

01/03/2013

Pues sí. Este tipo era un hombre de la casa y dejó de tener relación laboral en abril de 2010. Sin embargo, me parece que estuvo como asesor hasta el pasado mes de enero. Tenía despacho, alguien a su servicio y acceso al WC en la sede. Un señor de confianza porque se confiaba en él y mantuvo relación como tesorero durante algunos años. Si no recuerdo mal. La relación era estupenda y limpia. No hubo sobres, ni cartas, ni reparto de sobresueldos…

La ética siempre ha sido la norma de esa bendita casa. Las normas tienen que ser éticas y honradas. Y no vale engañar. Las manos deben limpiarse con agua y jabón para que nunca estén sucias y brillen. Si brillan no están manchadas. Las manchas ensucian mucho y no hay que mancharse, sino ser transparentes para no estar sucios de ninguna de las maneras. Lo dicho está meridianamente claro.

Este hombre de confianza recibió una indemnización fracturada. En diferido. No en directo. Una simulación de retribución sin disimulo. Un simulacro o algo así. No sé si me entienden… No fue un contrato en la sombra. Había luces en la oficina y todos veían perfectamente, sin necesidad de usar velas. No hubo nada que ocultar debajo de la alfombra ni del felpudo. No incumplieron las tablas de la ley. La controversia la tendrán ustedes y los periodistas.

No aceptan chantajes y el grupo de Rajoy está muy tranquilo. Los ciudadanos también están tranquilísimos. Todos lo están pese a la demanda de Bárcenas por despido improcedente. Ahora bien, van a demandarle. Y el otro y el de más allá. A otro señor, un tal Sepúlveda, le despidieron pero no pactaron una indemnización en diferido. O quizá no le despidieron… Tal vez fue una baja voluntaria. No sé.

Rectificar es de sabios. Por eso la sabia Cospedal resplandece en el firmamento de la derecha extrema, charlatana, propagandística y cerril. Así que la sabiduría les adorna por todas partes menos por una. ¡Ah! Conste que el aeropuerto peatonal de Castellón es cosa de sus más directos adversarios, quienes derrochan el dinero como les da la gana.

Lo mismo sucede con la Ciudad de la Luz, el complejo de cine sin cine, situado en Alicante, que no tiene ninguna bombilla sana por culpa de los de políticos de la otra acera. Un despilfarro que no produce ganancias y que tira un millón de euros al mes en los salarios del personal, incluido el del director fantasma, y por las deudas que tiene contraídas con los bancos.

Esto queda palpable con la febril indignación social… La marea ciudadana exhibe el oleaje que va a seguir azotando por los recortes en servicios y prestaciones. Por la herida abierta en los derechos sociales, laborales y ambientales. La gestión política del PP da la espalda al grueso de la población. Las instituciones pierden legitimidad. Incluso la jefatura del Estado, salpicada por Urdangarin, el exjugador que jugó con la pelota del Nóos estupendamente.

Los golpes a la sanidad y la educación públicas ponen en pie de guerra a todos los sectores de la sociedad indignada. Se ahorran millones a costa de la salud ajena. El terrón de azúcar de la libertad y la democracia, por tanto, se diluye imparablemente. Por si fuera poco, la corrupción aflora en cualquier esquina para rematar el festejo.

Cientos de miles de personas protestan contra las injusticias, la banca, los desahucios y lo que sea preciso. Pero sólo el paro, la precariedad y la recesión seguirán latiendo con este rumbo y a pesar de los leves síntomas de cambio. El déficit disminuye sólo gracias a la ciudadanía… Aun así, los posibles brotes de la recuperación estarán contaminados por la puesta en marcha de unos cimientos que provocan la general calentura en nuestras calles. El derecho a la dignidad y a un trabajo digno está roto y continuará de esa forma por esta vía impuesta a bofetadas. La confianza en nuestro país va unida a la total desconfianza de los españoles. Mientras no se demuestre lo contrario.

Marc Llorente es periodista y crítico de espectáculos