Los trabajadores de la construcción emigran al campo El trabajo del campo acoge a los parados del 'batacazo inmobiliario' de Sevilla Juan Rubio Hace sólo unos meses, los empresarios del campo sevillano reclamaban al Gobierno un contingente de trabajadores extranjeros para sus faenas agrícolas. Ya ni lo plantean. La mano de obra crece con la llegada de desempleados de la construcción. Cobraba 70 euros al día como obrero de la construcción y ahora sólo son 40 como jornalero en una finca de Aznalcázar, en Sevilla. “Y aquí me tiene usted, quitando muchísimos terrones”, relata Juan Antonio Martín mientras ejecuta, junto con varios miembros de su familia, esposa incluida, la primera labor de limpieza de las patatas en la cabina trasera de una cosechadora. Es mediodía, el sol aprieta. A Martín el ladrillo lo llevó al desempleo allá por noviembre pasado, y reconoce que, además de ganar la mitad que antes, su actual trabajo “es bastante más duro, con más horas, de siete a siete”, ríe al tiempo que mira a su veinteañero sobrino, pendiente de oro, rosario al cuello. Jornalero por necesidad, es viva estampa de un trasvase hacia la agricultura de antiguos peones de la construcción, azotados por la crisis inmobiliaria. |