¿Queréis Diego Cañamero? Pues tomad Diego Cañamero Diego Cañamero y la Justicia MANUEL PLANELLES - Sevilla - // Diego Cañamero sostiene en sus manos las fotografías que hizo uno de sus compañeros del Sindicato de Obreros del Campo (SOC) el 9 de mayo de 2001. Esa tarde, los militantes de esta organización y de otros sindicatos entraron en un almacén de melocotones en la carretera que une Sevilla con La Rinconada. Era un piquete informativo. Cañamero cuenta que, "como pasa siempre", los ánimos se exaltaron y el dueño, Manuel Vargas Sevillano, acabó sacando una pistola y una escopeta. "Disparó un tiro al aire y su hijo me encañonó. Lo único que le dije es: "Si me vas a pegar un tiro lo vas a hacer conmigo parado, porque yo no corro como un conejo". Se celebró un primer juicio, en el que no se presentó acusación particular, y el propietario salió libre sin cargos. La relación de Diego Cañamero con la Justicia comienza antes de que existiera democracia en España, antes de que muriera el dictador Franco. En el año 1974, tenía 18 años y ganas de cambiar la situación laboral de los jornaleros andaluces. Recuerda que, "un día sí y otro no", era llamado al cuartelillo de la Guardia Civil. Y no iba precisamente de visita. En la primavera de 1977, la Guardia Civil lo detuvo en Cantillana (Sevilla) junto algunos compañeros por repartir octavillas reivindicativas. Recuerda que, al entrar en el cuartel, el sargento le dijo al agente Paco, alias El Largo: "Ve pegándole a éste que ahora vengo". Y el guardia civil le dio una paliza que duró tres horas. "No sé me olvidará nunca Cantillana". El Coronil, una localidad situada a unos 55 kilómetros de Sevilla, tiene 5.000 habitantes. Casi 900 están afiliados al Sindicato de Obreros del Campo. El orgullo de Diego Cañamero es el amplio local sindical que el SOC tiene allí. "Lo construímos sólo con las aportaciones de los militantes (...) Trabajamos todos gratis, sólo pagamos los materiales". La sede sindical tiene una biblioteca, tres despachos, un bar y un enorme salón de actos en el que se representan obras de teatro y se proyectan películas. "Los días que juega el Betis, se pone el fútbol", advierte. El local se inauguró unos días después de la muerte provocada por un cáncer del sacerdote Diamantino García, en el mes de febrero de 1995, "por eso lleva su nombre". El cura de Corrales fue, además de un histórico de la lucha por los derechos humanos, "el padre" sindical de Diego Cañamero: "Tenemos en nuestro sindicato una fuerte herencia cristiana". El secretario del SOC recuerda perfectamente cuando conoció a Diamantino García. Fue en 1975, en un bar de Osuna. "En aquella época yo era bastante contrario a los curas... Fui con mi compañero Paco Casero. Recuerdo que le pregunté '¿Qué hace un cura con nosotros?'. Él me respondió que éste era distinto. Y era verdad". Su padre, José, había enfermado y le llamaron para que regresase con su familia. Falleció con sólo 49 años a consecuencia de un cáncer en diciembre de 1973. Cañamero se tuvo que hacer cargo de los ocho hermanos que se habían quedado solos con su madre Juaquina y sin ningún tipo de sustento: "Todos, excepto una, tenían menos de 12 años". Unos meses después, empezó a preocuparse y a vivir los problemas de los jornaleros del campo andaluz. "Repartíamos octavillas y dábamos charlas", recuerda. |