¡Viva er vino y las... Dicen los cronistas más reputados que ninguna revolución se hace sin vino ni mujeres. Luego llegarán los bodegueros, los marchantes, los mesoneros, la buena mesa, las señoritas peritas y, por último, los borrachos. Ser un borracho íntegro sobrepasa el mero estado de ocasión, para trascender a una comunión espiritual adyacente al Olimpo. Un buen borracho que se precie nunca renunciará a la penúltima copa, ni a la primera ni a la segunda: se trata de dejer que el vino sustituya a la sangre hasta el corazón se vuleva sarmiento. No es cierto que los borrachos digan la verdad, sólo dicen cosas que, a fuerza de ser honestos, son puras pamplinas; o en todo caso,elucubraciones de un inextricable lenguaje que sólo entienden las cabras montesas y los tontos con pedigrí. Ahora bien, el buen borracho, muy al contrario del iniciado de fín de semana, no bebe para olvidar ni para divertirse, sólo bebe porque le da vegüenza... Saludos alcohólicos |