Paradas - Sevilla

Ellos cuando llegaron traían la Bíblia bajo el brazo y nosotros teníamos las tierras. No enseñaron a rezar con los ojos cerrados y, cuando despertamos, ellos tenían las tierras y nosotros la Bíblia.
Después, cuando nuestra alma negra vió la luz, no fue bastante para ingresar en su mundo, auque nos aseguraron que Dios nos acogería benevolente. Olvidamos nuestro modo de vivir, que era salvaje y contrario las reglas del nuevo Dios. Y, he decir que era cierto: que nosotros practicabamos el canibalismo, el fetichismo y otras costumbres abobinables y alejadas de las virtudes civilizadoras. No importaba que nos comieramos al nuevo Dios y que nos bebieramos su sangre, ni que lo recordaramos clavado en un instrumento de tortura... ellos sabían algo más....

Saludos, negros.