RETRATO DE UNA SOCIEDAD.... La cosa más extraordinaria, aunque si vemos la historia de la humanidad no nos parecerá tanto, es que en aquella Atenas resonante de martillos, mazos y demás ruidos propios del laboreo cotidiano, que adora el dinero hasta el extremo de llevarlo a las iglesias y designando presidentes a los dioses, los ciudadanos, esa minoría que según Demetrio Falero no pasaría de los veinte mil, desprecian el trabajo y lo consideran una mortificación de la dignidad humana, considerando al ocio la más noble actividad y la primera condición de todo progreso espiritual y cultural, (quizás por eso hubo tantos seudofilósofos). El trabajo lo dejan en monopolio a las otras tres categorías: Metecos, libertos y esclavos. Por metecos (que literalmente significa coinquilinos) los atenienses consideraba a todo aquella persona libre que ejercía cualquier profesión pero que no había nacido en la ciudad, y por tanto carecía de derechos políticos. En general formaban la auténtica clase media: artesanos, abogados, agentes de negocios, etc…, casi todos provenientes de oriente medio. La ley ateniense les trataba altaneramente: les imponía el servicio militar y los tributos, pero les prohibía comprar tierras o casarse con ciudadanos. Pero en el terreno comercial, como se necesitaba su valiosa aportación, les protegía y defendía reconociendo la legalidad de sus profesiones y la validez de sus contratos. Más o menos, en al misma condición se encontraban los libertos, es decir esclavos que habían conseguido la libertad, bien porque es propio estado se la restituyó por algún merito, porque su amo se la dispensó o porque fue comprada por los amigos, (caso de Platón), o, incluso porque el esclavo mismo se la compró ahorrando óbolo a óbolo. Es necesario decir que, pese a todo, metecos y libertos amaban a Atenas, la consideraban su patria y se enorgullecían de ella. De hecho ellos constituyeron la urdimbre y la fuerza del estado. De sus filas salieron grandes médicos, los grandes ingenieros, los grandes filósofos, los grandes artistas, y también todos los pequeños. Y además, en un momento dado, todas la finanzas de Atenas se encontraban controladas por ellos. Pasión y Formión, que realzaron y consolidaron el banco de de Arquetrasto y Antístenes, se encontraron siendo dueños de una ciudad que les negaba la ciudadanía. Los verdaderos desheredados eran los esclavos, que acoso, según distintas cifras estarían entre los cuatrocientos y los cien mil. Son casi todos prisioneros de guerra o carne de horca. En el campo hay pocos, porque un labrador difícilmente puede costarse alguno, dado el precio que llegaron a alcanzar en mercado de Delos, que era el más importante y donde se les exhibía desnudos. Sin embargo, a diferencia de lo que se hace en Roma, donde le amo tiene incluso el derecho de matarlo, en Atenas el esclavo goza de cierta protección legal. Si uno le mata, acaba en el tribunal acusado de homicidio. Y se le azota excesivamente, el esclavo huye y se refugia en un templo, de donde no se le pede desalojar y hay que venderlo a precio de saldo. Pero en general, salvo los de las minas, que trabajam hasta diez horas y tarde o temprano son muertos por las enfermedades o accidentes, se puede decir que Atenas practicó la esclavitud de la manera más humana, pero no se hizo con ella un problema de conciencia. Platón pensaba…. SEGUIREMOS EN OTRO MOMENTO.
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