Los Palacios y Villafranca - Sevilla

El Ayuntamiento de Sevilla, en manos de la dictadura de IU

13:17 | 16 de noviembre, 2009 Benito Fernández. Sevilla

El comunista Antonio Rodrigo Torrijos, es protagonista de numerosas irregularidades que están llevando la corporación al caos. El PSOE lo necesita para gobernar la ciudad.

Torrijos llegó al puesto con poco menos de 26.000 votos; el PP, que está en la oposición, logró más de 128.000. / Efe

Con sólo 25.772 votos, el 8,37%, Izquierda Unida consiguió en las elecciones de 2007 hacerse de facto con el gobierno municipal de Sevilla. El llamado “pacto de progreso” entre el PSOE e IU, impidió que el PP, la fuerza más votada con 128.776 sufragios, se hiciese con la alcaldía sevillana. El candidato socialista, Alfredo Sánchez Monteseirín, volvió a renovar su puesto como alcalde, aunque, en realidad, ha sido su primer teniente de alcalde, el comunista Antonio Rodrigo Torrijos, quien ha gobernado a su antojo la ciudad estos dos últimos años, tal y como ha llegado a reconocer públicamente. Sus continuas salidas de tono, sus maneras dictatoriales, los escándalos protagonizados por miembros de su equipo y los diversos episodios de presunta corrupción política que apuntan a él mismo y a sus concejales, han marcado una desastrosa etapa que el PSOE puede pagar en 2009 con la pérdida de la Alcaldía. Así lo contemplan las encuestas realizadas, y así lo entienden dirigentes del PSOE de Sevilla y Andalucía que tratan de deshacerse cuanto antes de un pacto que les encamina hacia el precipicio, aunque también es cierto que Monteseirín está utilizando a Torrijos como pararrayos para enmascarar sus fallos de gestión.

Copa Davis

Obviando el ridículo hecho por el concejal Francisco Manuel Silva, responsable de la famosa pérdida de la cubierta de la Copa Davis, una estructura adquirida para la celebración de la final de la Copa Davis de 2004 en el Estadio Olímpico de Sevilla, la cual pesaba más de 105 toneladas y que fue robada y luego hallada en casi su totalidad en una nave de la capital hispalense, los primeros escándalos surgieron con los viajes de este mismo concejal a Cuba y Venezuela y los posteriores de numerosos brigadistas de Izquierda Unida a estos mismos países del Caribe, a costa del dinero municipal. El escándalo alcanzó cotas nacionales y le costó el cargo de Silva quien tuvo que dimitir.
Izquierda Unida ha sido también la que ha fomentado los llamados “presupuestos participativos” en diversos barrios sevillanos. Se trata de un dinero público que se pone a disposición de los ciudadanos después de que éstos decidan en asamblea su destino. Además de figurar entre sus objetivos algunas propuestas tan peregrinas como “la observación de las estrellas en el cielo de Triana”, lo más grave fue, tal y como denunció el Grupo Municipal del PP, la existencia de contratos del empresario David Domínguez Silva, ex asesor del Instituto Municipal de Deportes (IMD) y primo segundo del concejal de Juventud y Deportes, Francisco Manuel Silva, con el Ayuntamiento, uno para la organización de actos que rodean los Presupuestos Participativos y otros tres de actividades del distrito Palmera-Bellavista. En el caso de la contratación con Participación Ciudadana, ascendieron a 30.000 euros y el objeto fue “la contratación de los servicios de montaje de la infraestructura necesaria para el desarrollo de las asambleas de Presupuestos Participativos, eventos y festejos populares”. A ellos había que sumarle tres contratos con el distrito regido por la propia concejal de Participación Ciudadana, Josefa Medrano, que sumaban un total de 31.555,76 y se referían a la Gran Verbena Popular Pro-Cabalgata de Reyes Magos (2.883,76 euros), la XXXVII edición de la Velá de Bellavista (27.860 euros) y el escenario del acto de fin de curso del colegio Lora Tamayo (812 euros). Domínguez Silva sumó un total de 294.118 euros, de los que 211.569 se correspondían con contrataciones de su empresa, Arecón Eventos, y 82.549 euros procedían de los convenios firmados por Deportesur, club del que era secretario, con el IMD.

Foxá y Merry

La postura sectaria tanto de Torrijos como de algunos miembros de su equipo ha tenido para la ciudad de Sevilla varios y sangrantes ejemplos. No se trata ya de los diversos homenajes del Ayuntamiento al Che Guevara pagados con dinero público o el hecho de que figure la bandera republicana en varias convocatorias municipales, sino actuaciones como el veto al homenaje al poeta Agustín de Foxá.La delegada de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Sevilla, la comunista Josefa Medrano, prohibió la celebración del homenaje literario al escritor madrileño con motivo del 50 aniversario de su muerte que estaba anunciado en el Centro Cívico El Tejar del Mellizo, en Los Remedios. Tanto los organizadores del acto como los ponentes, Aquilino Duque y Antonio Rivero, se encontraron con una carta de la jefa de negociado de la zona Triana-Los Remedios, Cristina Paloma Torrego, en la puerta del Centro en la que se les anunciaba que «siguiendo las instrucciones de la delegada de Participación Ciudadana se le deniega el espacio solicitado para el acto a celebrar por su asociación el próximo día seis de octubre, de 20 a 21 horas, en el Centro Cívico Tejar del Mellizo, manifestándole que cualquier reclamación al respecto deberá hacerse a través de la Delegación de Participación Ciudadana». El permiso obtenido por la asociación Ademán, organizadora del acto, en el Ayuntamiento con fecha de 23 de septiembre no fue suficiente. El acto no se celebró en el edificio municipal, aunque los participantes decidieron llevarlo a cabo en plena calle después de llamar a la Policía para que levantara acta. Según los organizadores, fue Torrijos quien directamente “dio la orden que no se nos conceda, porque probablemente no sabe ni quién es Agustín de Foxá, que estuvo marginado por el franquismo. A él sólo le vale que estuvo afiliado a Falange porque era amigo de José Antonio Primo de Rivera. Es como si celebraran un homenaje literario a Alberti y la gente protestara porque era comunista. No hay una cosa más rancia que el estalinismo éste».


Otro ejemplo manifiesto de sectarismo e incultura fue el cambio del nombre de la avenida del General Merry por el de Pilar Bardem en aplicación de la Ley de Memoria Histórica. La polémica y el rechazo de los ciudadanos no se hizo esperar, sobre todo porque el general que daba nombre a la calle no era Merry Gordon (militar franquista) como creían algunos, sino Francisco Merry y Ponce de León, gentilhombre de cámara de Alfonso XIII que intervino en la guerra de Cuba. Torrijos, que fue quien presentó la propuesta, leyó la biografía de Bardem, que nació en Sevilla cuando «estaban ustedes, los de la derecha, gobernando en su estado puro».


La medida fue rechazada por el PP, que arguyó que la actriz «insulta a la Constitución, al Rey y a los ciudadanos, además de que su apoyo al radicalismo abertzale es demostrable. Esto es un divertimento de Izquierda Unida que supone una falta de respeto a la ciudad».
De hecho, la propia actriz argumentó que había nacido en Sevilla “porque en algún lugar hay que nacer”.