La Roda de Andalucía - Sevilla

Buenas tardes compañeros os quisiera transmitir una pequeña anécdota que acaeció me hace muy poco tiempo y en la cual me encantaría todos dieseis vuestra opinión, si os apetece evidentemente y fueseis participes. Un amigo, en una tarde de otoño placentera, soleada y hasta ese momento intrascendente, me planteó la siguiente pregunta: “si tuvieras que salvar del fuego un solo libro, ¿cuál elegirías?”. Inmediatamente contesté que todos. Y al rato, después de martirizarme infinitas veces con dicha pregunta, lo maldije mil veces. Dos buenas decisiones en muy poco tiempo, pensé.
De camino al trabajo, ya sentado en el coche, me puse a meditar un poco sobre la apocalíptica pregunta del colega u amigo. Esas meditaciones me relajan. Pero esta vez, había algo que no me dejaba tranquilo. No sé cómo, la dichosa pregunta seguía ahí, revoloteando alrededor de mi cabeza. De pronto, sin advertirlo conscientemente, empezaron a pasar por mi mente, de la misma manera que pasan los caballos en un hipódromo, autores y libros. Los había de todas clases; de literatura, de ciencia, de matemáticas, de poesía, historias de batallas, algunos de economía, sobre filosofía, tecnología, incluso los había religiosos, etc., etc., etc. Pero la dichosa e inquisitoria pregunta era muy clara y concisa: “¿un único libro?”
La elección no era fácil; Cervantes o Shakespeare; García lorca o Machado; Rousseau o Marx; Borges o Cortazar; Tolstoi o George orwells; Virgilio o Herodoto; Oscar Wilde o humberto Eco; La Iliada o La Divina comedia; Las uvas de la ira o Cien años de soledad; Principia Mathematica de Newton o El origen de las especies de Darwin. El corazón de las tinieblas o Decameron. La Biblia o el Corán; El tambor de Hojalata o El viejo y el mar; los Elementos de Euclides o tal vez, la geometría de Riemman; en filosofía están Platón o Aristóteles; El conde de Montecristo o Los tres mosqueteros; Mahabharata o Zaratrusta; sin olvidar algunos cómics que me gustan mucho, etc., etc., etc. Sí, no cabía duda, desde luego, mi amigo había hecho un buen trabajo estropeándome o amargandome el día. Al final no tuve más remedio que desistir momentáneamente, porque (ténganlo por seguro) el sigue esperando respuesta y desea una replica tal vez suponiendo o intuyendo el ejemplar a redimir de las llamas.
Después de pasar por esta dura prueba, he decidido pasar la misma pregunta a todos ustedes, pero compréndanlo: para qué están, si no, los amigos o compañeros.
P.D. Veamos que lista confeccionamos entre todos.