La Luisiana - Sevilla

Por favor.
Esto es una carta para un amigo, por lo que me gustaría que nadie me conteste. Si alguien lo conoce, sabra a quien me estoy refiriendo.

No me he podido despedir de ti como yo hubiera querido.
Te vas!! y mira que avisaste, pero aun no lo concibo.
Sé que me leerás allí donde vas, pero no puedo evitar liberar lagrimas al escribirte, aunque no logro entender el “por qué”, ya que antes o después volveremos a vernos. Quizás, por el tiempo que tardaré en encontrar a un amigo como tú.
Me arrepiento de no haber compartido más tiempo contigo, puesto que lo bueno hay que aprovecharlo y disfrutarlo.
Te vas, pero nos dejas mucho de todo lo bueno que tú has derrochado, con tu “mano rota” a la hora de invitar en raciones de alegría.
No creas que tu paso por aquí ha sido en vano, pues en muchos quedarás marcado, como motivación e inspiración para cuando visitemos tu nueva ciudad.
Te culpo de dejarme huérfano de amigo, de quien eres ejemplo, guía y prueba que constata que el bien existe en el mundo.
Un día leí, que las almas se dividen y cuando algunas de las partes se encontraban con otras hermanas, su aprecio y sentimientos serían recíprocos. En el futuro me dirás si opinas igual.
Por último, pedirte perdón por todo lo que yo hubiera podido hacer y no lo hice.
Y darte las Gracias por ser tan buena persona.

Hasta luego, amigo. Ya nos veremos