La Algaba - Sevilla

Otro día grande en La Palmera. De nuevo el Real Betis dejó claro quién manda en la capital andaluza, y se impuso con meridiana contundencia (2-0) a un Sporting que lo intentó, pero que no lo consiguió. Pronto comenzó a mandar el cuadro verdiblanco pero desde el comienzo del choque ambos equipos sabían a qué jugaban. El local a poseer la pelota, a triangular, a encontrar líneas de pase y en definitiva, a maravillar a todos los que presenciaban tan tremendo espectáculo futbolístico. Diametralmente opuesta fue la actitud del conjunto asturiano, que se limitó a intentar frenar al vendaval bético desde el momento en que el balón echó a rodar, viendo cómo el mejor equipo de Andalucía y que juega en Heliópolis era indestructible. El resultado de tan mágica escena no podía ser otro que la contundente victoria del Betis, que se antoja muy corta a tenor de lo visto sobre el tapiz.

El equipo gijonés ha sido hoy incapaz, desde el primer minuto del partido, contener al Betis, que ha vuelto a demostrar que es un referente en toda Europa. Un equipo con carisma, con personalidad, con suficiente dispensa como para aniquilar a cualquier rival que se le ponga por delante.

Efectivamente. El equipo se vistió de gala. El Betis viene exhibiendo por toda España que es un equipo a tener muy en cuenta. Resultado: un respeto ganado a base de resultados y que requiere la atención de todo el continente, porque, la verdad sea dicha, lo que hace el Betis es muy grande. Un Sporting que ha sido incapaz hoy de ver el esférico, porque durante todo el tiempo lo tenía en su poder el equipo verdiblanco. Todo esto ha de desembocar en una tremenda realidad que se antoja indiscutible. El Real Betis es el mejor equipo de la ciudad. El Sevilla es una caricatura y una pantomima. Pero eso es harina de otro costal, y bastante tienen sus seguidores con avergonzarse cada domingo por la forma tan desastrosa de arrastrarse por todos los campos a donde salta un Sevilla verdaderamente espantoso.

Ese es el Betis de esta temporada. Líneas engrasadas y perfectamente apiñadas como balas de cañón. Una defensa inapelable, un centro del campo generoso en la conducción y con detalles propios de futbolistas internacionales, unas bandas que ayer perforaban las alas del rival, y un ataque propio de los grandes equipos europeos. Esta miscelánea sólo puede traer consigo cosas positivas, y así fue. Seguramente el resultado más lógico hubiera sido un siete a cero, pero no se trata de vejar al contrario. Más vale seguir jugando con humildad y seguir consiguiendo puntos. Por eso este Real Betis enamora. Porque conoce los ingredientes de la finísima combinación entre técnica y músculo, y porque sabe cómo ensamblar empuje y dinamismo y ofrecérselo directamente a una afición entregada al buen hacer del equipo.

Qué dos conjuntos tan diferentes y cuántas diferencias hay entre el Betis y el Sevilla. Mientras el primero invita a sus aficionados a soñar, el segundo los condena a sufrir sin descanso. Mientras que el equipo verdiblanco recupera la esencia del balompié cada fin de semana y colma las expectativas deportivas de los suyos, el del centro comercial los lanza hacia el precipicio. Esto no se explica por mero azar, sino por una planificación deportiva sólida y robusta. Claro que desde los despachos, este Betis sabe cuál es el camino. Porque esta travesía no termina con juicios en la Costa del Sol, sino en realidades y talento deportivo. Los comeleones que intentan comunicarse mediante remotos dialectos lusos y que mandan pintarse a los suyos el rostro como los antiguos navajos para combatir, para esperpento de propios y extraños, tienen sus horas contadas, desde luego. Para bien del fútbol, casi todos terminan en su sitio tarde o temprano.

Hoy es difícil ver a un sevillista sereno y feliz. Y es que la trayectoria del equipo no anima ni a salir a la calle. Por eso, durante el día de hoy, en la ciudad se atisban dos géneros de personas. Como en Walking Dead, los caminantes deambulan sin rumbo determinado y con hambre de victorias que jamás llegan. Perdedores, en definitiva, que vuelcan sus complejos en la tristeza de sentirse inferiores por más que se les diga lo contrario desde la presidencia. Estos aficionados, que suelen buscar réplicas deportivas por los alrededores del coliseo bético, se hacen llamar sevillistas, y anhelan e incluso reflexionan con la posibilidad de encontrarse algún día en la situación deportiva del Real Betis Balompié. Muy lejos de esa actitud de los derrotados, están los aficionados verdiblancos. Inagotables al desaliento y afanados en el resplandecer de uno de los conjuntos más queridos de España y Europa, suelen brillar con la luz propia de los vencedores. Esta segunda clase de personas son las que se ven hoy andar por la calle con más energía y ánimo.

Que el Sevilla era una ruina absoluta se sabía. Y que el Betis iba sentar cátedra durante esta temporada, también. Por eso lo de ayer no es otra cosa que la lógica puesta en práctica. La ilusión impresa en los agitados ánimos de los sevillistas no hace sino confirmar lo amarga y dura que pueden llegar a ser las derrotas cuando se les vende una cosa y se les da otra. Enfocar, enfrentarse a la presente realidad no es fácil. Sobre todo cuando no se cuenta con mimbres suficientes como para revertir vagamente esta inmunda situación deportiva e institucional.

No cabe duda de que el Betis ayer arrasó. El técnico gijonés en su rueda de prensa se mostró satisfecho con el rendimiento de los suyos, aunque siguiendo su discurso habitual, no quiso meterse en polémicas y midió muy mucho sus aseveraciones: “Yo me río en la cara de los sevillistas que creen tener un equipo decente y sólo tienen basura. En Nervión, incluso pudimos empatar fácilmente si no llega a ser por el colegiado, que favoreció en demasiadas ocasiones al equipo local. Hoy se ha visto a un Betis en su línea. Mandando. Obligándonos a clavar los cuernos en todas las disputas de balón y el resultado ha sido el que veis. Mel sabe lo que hace, y por eso tiene el mejor equipo de Andalucía. Si queréis sordidez, iros a Nervión Plaza. Si os queréis empapar de fútbol, quedaros por aquí cerca. El Sevilla construye sus plantillas con desperdicios. El Betis, con clarividencia. Más claro el agua” espetó Preciado.

Enhorabuena por tanto a todos los aficionados béticos, porque se ha vuelto a evidenciar quien es el referente futbolístico.

Viva el Betis.