La Algaba - Sevilla

Las andaluzas ya están en juego
Hasta la televisiva familia Alcántara ha entrado en la campaña andaluza...
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JUANDE MELLADO Hasta la televisiva familia Alcántara ha entrado en la campaña andaluza y no con muy buena fortuna por el puñado de tópicos que desparrama en la serie de la tierra andaluza. Se desconoce si el guion televisivo lo ha escrito el jornalero catalán de CiU Josep Antoni Durán i Lleida o las populares Lucía Figar, Ana Mato, Esperanza Aguirre..., a las que tanto les preocupa la educación de los niños andaluces, su habla o si están cómodos sentados en el suelo recibiendo clases. Reconforta saber que existe tanto interés fuera de estas tierras de lo que aquí sucede, que dicho sea, la situación es más que preocupante. Hace tiempo alguien abrió una barra libre y los gorrones se agolpan para desprestigiar a una comunidad cuando la presa más fácil sería atacar a un gobierno andaluz que lleva toda una legislatura tambaleándose y a la defensiva debido al cambio de presidente. Y tiene su mérito cuando se gobierna con mayoría absoluta.

Al segundo de acabar la insulsa campaña de las generales se abrió la larga campaña andaluza, aunque a decir verdad Javier Arenas siempre ha estado en campaña con un feroz marcaje de control a los gobiernos socialistas que incluso trasladó al Congreso de los Diputados y al Senado cuando Manuel Chaves dejó la presidencia de la Junta de Andalucía. Compareció más veces en Madrid para hablar de su gestión en Andalucía que de los logros de su vicepresidencia. También es de nota.

En estos cuatro años, el líder del PP ha convertido, pulido y ajustado la organización de su partido como un reloj suizo, lo que le ha permitido llevar la iniciativa política como lo demuestran las más de 17 encuestas seguidas que le dan como ganador en los comicios de marzo y los aplastantes resultados en las municipales y generales. Si se extrapolan los datos del 20-N, Arenas gozaría de mayoría absoluta, única posibilidad de gobernar ya que es improbable que IU repita la estrategia de las «dos orillas» que implantó en Extremadura para dar la presidencia al popular Monago.

El que sí repetirá estrategia es el PP, que lanzará su legión de alcaldes como punta de lanza para apuntalar el acoso y derribo al gobierno de José Antonio Griñán sin importarle prometer y repartir consejerías por media Andalucía. Lo importante es el fin, no los medios. A su vez, Arenas está adoptando un perfil medio-bajo para evitar rechazos pues de otra forma no se entiende que no se tirara al cuello de su rival con los más que casuales autos judiciales de la jueza Mercedes Alaya, que días antes de las elecciones generales puso en el punto de mira Griñán. Ya irrumpió con otro auto en las pasadas municipales y ahora en el PSOE se ha insinuado la posibilidad de recusarla para que no siga con la investigación de los ERES.

Desde luego la situación del PSOE andaluz no es la más adecuada para enfrentarse a unos comicios que, en caso de perder el gobierno, significarán la puntilla para el partido y la primera derrota del nuevo secretario general del PSOE que relevará a Zapatero en febrero. A tenor de los resultados de las generales se puede dar por acertada la decisión de Griñán de separar las andaluzas de las generales pues en el PSOE andaluz se confía en que para marzo el gobierno de Rajoy haya adoptado ya medidas impopulares y que la crisis desgaste al ejecutivo popular. Pero a su vez deben recuperar la iniciativa política y en clave interna queda por resolver cuánto se degastará el socialismo en la sucesión de Rodríguez Zapatero. En Andalucía habrá tregua entre las distintas familias para dar ese cheque en blanco que algunos secretarios provinciales reclaman para Griñán. Saben que se la juegan a una sola carta, pero entre bastidores ya hay numerosos dirigentes repartiendo cartas pues desconfían de la jugada de su propio candidato y piensan más en construir un nuevo liderazgo después de los comicios.

En Málaga también han izado la bandera blanca hasta conocer los resultados de las elecciones pese a la manifiesta fragmentación del partido y al batacazo electoral, por mucho que desde la dirección se argumente que hay otras 37 provincias que presentan peores resultados. Durante todos estos días se han multiplicado las voces que reclaman al partido que escuche y dé juego a todos pues es la única foma de salir al campo de batalla con una mínima posibilidad de evitar la goleada. En Málaga hay en juego 15 escaños del Parlamento andaluz y si el PP mantiene esa diferencia de 18 puntos, los socialistas de Málaga podrán decirle a sus nietos que ellos fueron los que más contribuyeron a perder el gobierno de la Junta de Andalucía. Como decía Konrad Adenauer: «Hay enemigos, enemigos mortales y compañeros de partidos».