El Real Betis aplasta al Zaragoza y se coloca líder en solitario, ofreciendo soberbias lecciones de fútbol no sólo los fines de semana. Fantasía. Ese es el vocablo que mejor describe la soberbia actuación del Real Betis el pasado jueves frente al Zaragoza. Y que le sirve para alzarse a donde le corresponde por el juego desplegado hasta el día de hoy, que no es otro lugar que a la cima del fútbol español. Moleste a quien moleste, que son unos cuantos. Empezando por el que dijo llamarse árbitro de la contienda y que expulsó injustamente al portero bético por una entrada no merecedora de roja. Se vislumbra que este individuo, o bien desconoce completamente el reglamento que se encarga de aplicar sin ningún tipo de criterio, o lo más probable, no encaja el hecho de que el Betis sea el líder destacado de la competición firmando un pleno de victorias (cuatro de cuatro), y desplegando un juego mágico y maravilloso, llegando a ser la envidia de toda España y Europa. Como también es un hecho cierto que, tanto el chirigotero como su amo el imputado, andan muy escocidos y angustiados por tener un equipo perdedor y mediocre. Sólo de esa forma se comprende que en el sitio web oficial del club, no aparezca quién ocupa el primer lugar de la tabla clasificatoria de primera división. Seguramente todo se deba al temor a una represalia o amotinamiento de la propia afición demandando un trabajo institucional y deportivo afín al triunfo. Aunque seguramente no haya que buscar más allá de remotas y complejas explicaciones, ya que es muy verosímil que todo se deba a una sola cuestión: la envidia. A pesar de que su conjunto no juega a nada, aún tienen un margen amplio sobre los puestos de descenso. Aunque como cree gran parte de su afición, la alegría seguramente dure poco, puesto que arbitrajes tan parciales y a su favor como el vivido el miércoles en Navarra, no le pueden beneficiar siempre. Manos clamorosas dentro del área que no se pitan y faltas antideportivas que no se traducen en cartulinas. Por no hablar de la fortuna en momentos puntuales que hacen que sus partidos no se traduzcan en derrotas, como mandaría la praxis futbolística, y el juego desarrollado por estos futbolistas de cuarta con ínfulas de estrellas que no superan el nivel mínimo para jugar en primera división. Su afición lo sabe, y lo sobrelleva. Un Betis que de principio a fin llevó la batuta del partido, y ha controlado el choque con fuerza y firmeza, destapando de nuevo el frasco de las esencias, y demostrando al mundo entero quién manda en Sevilla y en Andalucía. No es de extrañar por este motivo que sean ya cientos de aficionados sevillistas los que hartos de no transitar en la zona noble de la tabla, hagan acopio de fuerzas y se decidan por fin a lo que llevan años intentando hacer, pero sin éxito por el qué dirán: reconvertirse al buen fútbol, visitar un estadio que ofrece garantías a su afición, quedarse boquiabiertos con el toque y el equilibrio, comprobar el despliegue de clase y categoría, y ver cómo se ningunea al rival. En una palabra, hacerse aficionados del Real Betis Balompié. Como los moros tras la reconquista de Al-Andalus, son muchos aficionados nervionenses los que se reconvierten a la verdad, y consiguen vencer el miedo a pasar por las taquillas de La Palmera y adquirir su localidad para ver los partidos del equipo verdiblanco. Sin complejos, y ataviados, cómo no, con la indumentaria bética. El motivo es claro: Están muy hartos de penar y sufrir en Nervión, y rendidos de nadar en la más absoluta de las mediocridades, toman las riendas de sus decisiones y acuden prestos a realizar su sueño: vivir la dicha de ver fútbol. Es cierto que los aficionados sevillistas siguen estando avergonzados de pertenecer a un club sin proyecto, y por ese motivo cada son más los que rompen su apego a un consejo de administración caduco y sin soluciones. Por todo ello, y por la gran actuación del equipo el jueves, no podemos más que estar muy orgullosos del equipo que comanda la tabla en solitario. Porque así debe ser. Porque nuestro Betis pertenece a esa estirpe de clubes que sólo saben ser grandes. Y porque hoy, se ha demostrado de nuevo que este equipo es de otro planeta. Con futbolistas que parecen extraterrestres y que arriban desde otra constelación para jugar al fútbol. Pero con gente, de todas maneras, muy humana. Alegría e ilusión son los sentimiento que embargan al bético. Otro nuevo triunfo, que supone ser líderes. Porque despierta envidias, al ser el primer equipo andaluz que osa meter mano a los más grandes. No se puede pedir más a un equipo que no cesa de ofrecer satisfacciones a la afición bética, y que antepone el derroche de felicidad para con sus seguidores en el leit motiv del trabajo diario en la ciudad deportiva. Hoy se presumía un partido trabado por muchos motivos. El primero y el más obvio, el cansancio acumulado en los futbolistas béticos tras la exhibición de juego mostrada hace pocos días en Bilbao, donde consiguió superar las noventa minutos al equipo local, y por el que ha recibido elogios por parte de todo el país. Incluso los de Lezama, no nos olvidemos, han mostrado sus respetos al Betis. España se ha deshecho en enaltecimientos al conjunto de La Palmera, hasta el punto de que varios futbolistas de la plantilla del Athletic afirmaron que el Real Betis estaba a un nivel similar a los mejores de Europa, entre los cuales, por supuesto que no se encuentra el Sevilla. No se olvidan las palabras de varios de estos chicos asegurando que muy pocos clubes han plantado cara con tanta valentía y fútbol como el Betis la pasada semana. Más motivos para apostar por un partido difícil era el gran número de tocados. Aunque en realidad este no es un motivo de preocupación, pues cualquier miembro de la plantilla bética está capacitado para ofrecer un nivel excepcional. No obstante, no podemos soslayar nombres, aunque lo más apropiado es quedarnos con la magia de la que hacen alarde todas y cada una de las estrellas béticas…. Todos futbolistas de nivel internacional. El Betis rezuma seriedad y proyecto. No se vende humo, sino realidades y presente. Se habla con propiedad, y así se consiguen unos resultados tan prolíficos. Desde el convencimiento de que se debe seguir en esta dirección, pero con certeza de que se hacen bien las cosas. No hay espacio para la improvisación. Por eso este conjunto impresiona a todos los que durante el pasado año no se enfrentaron a ellos. En definitiva, el Real Betis hace los deberes, y cumple con absoluta disponibilidad los anhelos de su afición. Una afición que sabe lo que quiere, y que consigue lo que demanda: prestigio y grandeza. Esa es la clave de la magnífica campaña que el conjunto verdiblanco viene realizando. Líderes. Cuatro partidos disputados con tantas victorias. Se cuentan los choques por triunfos. Mirar por el retrovisor a todos ya no es un deseo, sino una realidad. Viva el Betis. |