El Real Betis empotra al Mallorca, lidera la primera división y evidencia quién es el primer equipo de Andalucía. Que nadie se extrañe. Aquí hay un equipo de Champion. Esas son las palabras con las que el mundo del fútbol califica la soberbia actuación del Real Betis durante la mañana de hoy. Un conjunto el verdiblanco que ha sabido aplastar con contundencia a un Mallorca que en todo momento ha luchado contra un gigante del balompié, y que sabedor de su condición de actor secundario, no ha vacilado en echarse atrás e intentar perder todo el tiempo posible. Un equipo, el balear, que ha sucumbido de nuevo al festival de juego bético. Por eso el partido ha terminado con una irrebatible triunfo del Betis. Como dicta el sentido común. Desde el primer minuto del encuentro, el equipo local ha demostrado quién manda sobre un terreno de juego cuando algún rival aparece por Heliópolis. A sabiendas de su inferioridad, el conjunto bermellón no se hizo esperar y replegó sus líneas hasta meterse casi en la portería propia. Defender y defender. Pero el Betis no sabe jugar a eso. Sólo sabe tocar el balón, tirar pases, triangular, generar fútbol y sobre todo, anotar goles que brinden un marcador positivo para los intereses de sus aficionados. Por ese motivo, el conjunto verdiblanco sabe lo que es contar sus partidos por victorias. Y sólo por eso el aficionado sabe que cuenta con un equipo que da que hablar en el universo del balompié. Y no ha jugado sólo frente al Mallorca. También frente al trencilla. Un árbitro que siempre ha favorecido al visitante, y que cuando tenga la oportunidad de revisar los videos del partido y comprobar sus decisiones, recapacitará para en un futuro pitar con un poco más de cordura y justicia. Entre la nómina de errores en contra del Real Betis incluye: fueras de juego inexistentes, tarjetas sin señalar al Mallorca, dejando impune acciones y cortes de juego que perjudicaron muy mucho al mejor equipo de Andalucía. Sobra, para quien haya visto el encuentro, decir que se ha tragado dos penaltis de libro a favor del conjunto que ha llevado todo el peso del partido: el Betis. Es por eso que mientras que a otros les señalan penas máximas con total ligereza y sin merecerlos, al Betis no le señalan ni media. Y mientras que otros equipuchos de medio pelo sólo consiguen empatar sus choques sólo ante diez futbolistas durante el grueso del encuentro, el Betis los gana frente a once futbolistas. Después llorarán y mendigarán por las esquinas pidiendo ser merecedores de favores. Andalucía entera se divierte hoy por la victoria del Betis. Del equipo que representa los colores de la autonomía más bella de España. El verde y blanco. Todos gritan porque de nuevo la cordura gana la batalla. Demos las gracias a todos los futbolistas por hacer feliz a todo un pueblo. Con este triunfo sin paliativos, el Betis encabeza la clasificación en primera división. No es de extrañar, viendo la plantilla con la que cuenta. Compensación, equilibrio, ponderación, sensatez y mesura. Ingredientes que hacen de este grupo uno de los más fuertes de España, y referente en el panorama europeo. Mientras que el Sevilla ofrece sinsabores e insulta con su juego y comportamiento en los despachos a su afición, el Betis hace todo lo contrario. Es curioso ver cómo ingentes cantidades de aficionados nervionenses, acuden cada vez más a las taquillas del Benito Villamarín a ver buen futbol. A ver ocasiones claras de gol del Betis y a felicitar a los béticos después de disfrutar de partidos intensos y con buen sabor de boca. Entretanto, en Nervión, se acumulan las tristezas y los llantos por las esquinas. No han sabido moverse en el mercado, no han sabido ofrecer garantías de éxito a su afición y el resultado es la eliminación de todas las competiciones europeas a las que se presenta. Un desastre. Fracaso total. Estamos ante un grande. Justo lo contrario que en el Sevilla, donde muchos son los que se hacen llamar técnicos y que han desfilado por el banquillo nervionense. Ninguno ha demostrado nada. Un equipo que no es nadie, y que ya, a estas alturas de principio de una temporada que acaba de comenzar, un par de migajas pueden cubrir el expediente de toda una temporada. Tampoco han sido capaces de jugar un papel decente durante este comienzo de campaña El Betis está en las posiciones privilegiadas de la tabla. Donde le corresponde. Nunca ha abandonado dichos puestos. La clave se fundamenta en un equipo cohesionado. En una estructura deportiva e institucional directamente proporcional al inmenso patrimonio que atesora uno de los mejores conjuntos de España. No podría ser de otro modo. Desde la portería hasta la delantera. Desde el presidente hasta el último empleado del club. Todos hacen su labor, y ejecutan sus proyectos con rigor y prestancia. Sólo queda que la pelota entre y bese las mallas rivales. Y entran. Vaya que si entran. Por eso, el aficionado del Betis es impasible al desaliento. Ha forjado su lucha en unos ideales que traspasan la barrera de lo meramente deportivo. Y con ello se vive. Sabiendo que pertenecer y formar parte del sentimiento verdiblanco está por encima del bien y del mal. Todos para uno y uno para todos. Esa es la filosofía. El bético no se hace. El bético no condiciona su militancia ni sus sentimientos al resultado de su equipo, sino a una doctrina de vida. Por ello, el Betis es tan sumamente grande y notable, y por eso todo el que lo vive se enamora de su juego, de su gente, de su energía, de su vitalidad….pero sobre todo de ser tan enorme. Pero no por ello, podemos olvidar, en este día tan especial, el majestuoso partido jugado hoy frente al Mallorca. Un equipo que pensaba que podía conseguir algo, pero de boquilla. En su mente sólo había un resultado posible: la derrota. Un conjunto, el balear, que no ha podido oler el esférico, debido al flamante juego del Real Betis. No ha podido ser. Se ha cumplido el pronóstico. Con una primera parte seria, pero sin movimientos en el marcador. Pero con una segunda parte esplendorosa, y poderosa. Desde el portero, con intervenciones que han rozado la magia, pasando por la defensa, donde un magistral y soberbio delantero llamado Rubén y apellidado Castro, ha resuelto con soltura y ha anotado el primer gol del partido hasta el mismo entrenador Pepe Mel, quien es capaz de organizar un conjunto plagado de humildad. Dorado, Beñat, Salva Sevilla, Molina, Montero, Iriney…. Un equipo predestinado a triunfar. Un Real Betis que revoluciona con trascendental maestría el fútbol. Un Betis con desborde y regate. Un conjunto especial. Único. Es hora de disfrutar y paladear de nuevo los tres puntos. Con ello, se coloca una pieza más en la sólida estructura de un Betis sin fisuras que gana y gana. Deberían aprender en Nervión a tratar a los aficionados. Es hora de aprender modales y pautas de comportamiento deportivo. Así se forjan los conjuntos que garantizan éxitos y conquistas. Es verdad que el sevillista no quiere hablar de fútbol, porque no recibe alegría alguna. Pero desde estas líneas, quiero transmitirle confianza. Porque aunque la temporada ya está perdida, aún es posible, en las medidas de las posibilidades que ofrece un equipo desdibujado y primario, aspirar a disputar partidos, aunque no con mucha dignidad por los pésimos resultados cosechados en las últimas fechas, todo sea dicho. En cualquier caso, seamos sensatos y pensemos que el Sevilla no da para mucho más. Días como los de hoy, el aficionado neutral está orgulloso de ver partidos de fútbol. Encuentros como los de esta mañana imprimen confianza a todos los que quieren ver fútbol de primer nivel. Andalucía entera ha visto de lo que es capaz un equipo con tradición y con ganas de hacer las cosas con sentido y pulcritud. Felicitemos a todos los béticos del mundo por sus colores, y porque son los líderes de la primera división española. Viva el Betis. |