Gilena - Sevilla

Los olivareros de la Campiña y la Subbética se sienten impotentes ante los numerosos robos que se vienen produciendo en su propiedades. Este problema, que se arrastra año tras año con los lógicos altibajos estadísticos, está provocando una gran alarma en el sector, que se siente víctima y no encuentra una solución.

El trabajo de la Guardia Civil --eficaz, según los propietarios, ya que se han conseguido reducir las sustracciones de aceituna respecto al pasado año-- se muestra sin embargo insuficiente para evitar los robos, así como los numerosos daños causados en la arboleda, ya que los ladrones --clanes familiares de inmigrantes rumanos, según la Benemérita-- se muestran muy bien organizados.

Las consecuencias de estos robos son de tres tipos fundamentalmente: una primera económica, ya que los agricultores pierden parte de su renta anual; una segunda social, por las derivaciones de rechazo que se pueden generar hacia la población inmigrante; y, finalmente, una tercera de estricta seguridad ciudadana, ya que las labores de vigilancia que llevan a cabo los propios afectados para complementar la labor de la Guardia Civil podrían acabar degenerando en situaciones de enfrentamiento o de tomarse la justicia por su mano.