Gerena - Sevilla

El PSOE en España es un partido de derechas. Es la derecha blanda, derecha dialogante en ocasiones, pero derecha al fin y al cabo. Quizás sea preferible a esa otra extrema derecha , pero preferir una derecha dialogante no quiere decir que se apoye su proyecto conservador y pro sistema.

El PSOE en el poder es un partido conformista, con tintes de progresía populista, sobre todo en aquellos temas donde existe un mayor consenso real en la sociedad española y compromete menos su posición abriéndose a iniciativas con un gran componente cosmético. Por lo demás, camina la senda empresarial facilitando conexiones para aquellos más próximos y manteniendo el estatus quo propio de las democracias europeas. En aquellas ocasiones que ha de mostrar una actitud más comprometida, un paso más socialista, se retrae, gira y genera políticas genuinamente de tinte conservador. Por ejemplo, aparte de su ya vergonzosa gestión cultural que se merece un espacio propio, es particularmente significativo su reciente síntesis de la situación migratoria en España durante su pasado comité.

Entre sus conclusiones está que la inmigración ilegal es "una fuente de conflictos" y debe "impedirse". El problema radica en que la desigualdad e injusticia social es una fuente de conflictos y la inmigración no constituye una fuente, un origen, una raíz de los conflictos. El modelo capitalista cimentado en la desigualdad y que beneficia primordialmente a las sociedades occidentales es el que genera estos conflictos. Y culpar a la inmigración es efectivamente de derechas. Ciertamente en materia de inmigración cabría esperar mucho más de un partido de la mal llamada izquierda política española o incluso en este caso de un partido "socialista". Políticas conformistas de contención migratoria unidas a una regularización de libre mercado sin un proyecto de equidad social corresponden a una derecha blanda. Yo esperaría mucho más y muy diferente en una opción de izquierdas. Pero tampoco hay que llamarse a engaños pues no estamos frente a tal opción.

Esto no es algo exclusivo de esta legislatura. Los gobiernos de Felipe González caminaban por derroteros similares y entre sus múltiples quiebras, desde sus escándalos financieros a la corrupción antiterrorista, hay episodios que en particular me resultan difíciles de olvidar como la promesa rota y posterior ingreso a la OTAN o el aislamiento de ciertos artistas por sus opiniones en el mismo asunto como pudo ser el caso de Javier Krahe.

Precisamente hace poco me comentaba Alberto partiendo del tema de la inmigración "la idea que existiera en España un grupo político de ultraderecha a la Le Pen... Así, como mal menor, nos aseguraríamos la candidatura de un partido de centro-derecha moderado. Sin duda alguna, mejor que lo que tenemos ahora." Genuinamente creo que ya lo hemos alcanzado, obviamente tenemos ese partido de ultraderecha y también tenemos ese centro-derecha moderado. Es el PSOE.