J.J. NO SABIA LO QUE SABIA Nosotros éramos un colectivo al que se informaba poco.. Esta es una evidencia que no escapa a nadie por poco tiempo que lleve siguiendo nuestra lucha, y mucho menos se le informaba a un portavoz de la valía y sapiencia de J.J.. Ante este hecho en Septiembre del 2007, a nuestro portavoz le quedaban, ante el dilema de las 25 prejubilaciones, 25 en las cruces y 25 en egmasa, dos soluciones: distinguirse de sus compañeros, aprovecharse de su condición de portavoz acceder de esta manera a la información que le llegaba del sindicato pero que estaba vetada a la mayoría o, por el contrario, no hacer uso de ese privilegio y decidir en las mismas condiciones que quienes lo habían elegido para tan digno cargo. J.J., hombre humilde donde los haya, lógicamente eligió la segunda opción. Qué fácil le hubiera resultado haber escuchado a Carmona. que decía que lo de 25-25-25.. Qué sencillo haber, cuando estábamos en Santiponce, acudido a la reunión a la que fue convocado.. Pero el camino más fácil no es siempre el mejor, no para un hombre de la talla moral de J.J.. Ante la duda, y sólo aprovechándose un poquito de su condición privilegiada, prefirió consultarlo con quien mejor podía saberlo. El hombre más sabio, culto y preparado del universo sindical: Paco el Minero. Paco le recomendó que hiciera lo mismo que él, seguir la marcha hacia Sevilla, para fotografiarse con Torrijos en la puerta del Ayuntamiento. A nuestro portavoz le pareció bien la decisión de Paco el minero. Así que seguimos la marcha para la foto con Torrijos, y de camino con el Defensor del Pueblo. Apenas 60 exmineros, no sabían lo que nos traíamos entre manos. mientras los restantes 10-12 (justos los mismo que estamos ahora) apoyaban con su silencio la bondad de la decisión. Luego, ¿puede alguien ahora acusar a J.J. de haber mentido sobre una información que no tenía? Naturalmente que no. Si hubiere algún pecado, que no lo hay, de lo único que se le podría acusar es de haber sido humilde y sencillo más allá de lo estrictamente necesario. Cualquiera otro en su lugar hubiera abusado de su condición de Portavoz, no tan solo para tener más información en ese momento, sino incluso para usarla en su propio beneficio, consiguiendo así una posición de privilegio. Imagínense si J.J. hubiera sido otro tipo de persona, en vez de tener que ganarse ahora la vida con el sudor de su frente en cualquier de las miles de empresas que estarán encantadas en contratarlo, ahora podría vivir a cuerpo de rey pues, no sé, quizá como asesor del sindicato. ¡Qué suerte tuvimos de tener un hombre tan íntegro como portavoz! Megafonoman
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