EL TEMPRADILLO EN FUENTES Lo siguientes son dos párrafo de un trabajo escrito por el historiador Eric Hobsbawm, "Bandits" editado en el año 1969, traducido en el 2003; profesor emérito del Birkbeck College de la Universidad de Londres; profundizó en el estudio del fenómeno del bandidaje social observó que, como cada religión versiona su diluvio, cada comunidad tiene su salteador popular al que atribuyen hazañas que obedecen a un patrón idéntico, barnizado de gallardía y derroche. «Dicen que iba el pobre arriero tirando de su burro esquelético, más bien un bosquejo de acémila, iba hundido el animal debajo de los odres, a dos suspiros de dar el alma, dicen que entre los campos de olivos y el susurro de un arroyo que desemboca en el Genil. Dicen que el hombre era pobre como un Lázaro y que su bestia estaba desahuciada y que para apagar más su estrella se encontró con los trabuqueros. Eran tres en el camino: Juan Caballero, que le decían el Lero, José Ruiz, natural de Badolatosa, que debía muertos a la justicia, y en el centro el capitán, José María el Tempranillo, frenando un bayo alto con una rienda de crin. Se anudaba en la nuca el pañuelo de fantasía y las patillas frondosas le cruzaban el rostro intemperiado de la tez de la aceituna, los ojos como el tizón, el trabuco a mano, el chaleco de terciopelo rojo con botones de hueso y la de Albacete asomando de la faja, con la virola de plata y las cachas de marfil. El arriero se confió al Altísimo, pero el Tempranillo, viendo su penuria, en vez de aligerarlo le indicó el cortijo de un tratante y le dio 1.500 reales para que se hiciese con una mula recia con la que enmendar su suerte. La noche siguiente, el Lero y José Ruiz se presentaron en la Hacienda del tratante, que estaba en Puente Genil, en Ecija, o quizás en Fuentes de Andalucía, le desearon una vida larga y de provecho y le apoyaron el trabuco en la barriga, recuperaron los 1.500 reales. Al Tempranillo le salió de balde la caridad. La historia, repetida en las noches de guitarra y en las hogueras de los gitanos, enriqueció el repertorio de los poetas ciegos y de cuentistas de cordel. En España reinaba Fernando VII, pero en Andalucía mandaba José María Hinojosa, que le decían el Tempranillo, el rey de Sierra Morena.» «En 1828, en el camino de Carmona a Écija, José María el Tempranillo, desvalijó la recaudación de Hacienda que había salido de Sevilla rumbo a Madrid haciendo frente a una dotación de treinta migueletes, en el bosque que había cerca de un pueblecito llamado Fuentes de Andalucía. En otra ocasión le dejó sin fumar al Rey: fue a una legua de Córdoba donde detuvo el convoy de Su Majestad y le birló a Fernando VII siete fardos de tabaco de La Habana y varias medidas de paño. La Capitanía de Sevilla llegó a ofrecer 6.000 reales por su cabeza, apuntando la recomendación de separarla del cuerpo en caso de ser capturado vivo, lo que en lugar de estimular la traición propagó más lejos su reconocimiento.» En el periódico El Pais le hicieron una entrevista al historiador: https://ww.elpais.com/todo-sobre/persona/Eric/Hobsbawm/2390/ |