Leopoldo Abadía. Qué liado está todo! Si no fuera porque yo no creo en eso de los planetas, diría lo que dijo una señora hace tiempo, que se ha producido una conjunción planetaria, que ha hecho que nos peguen tortas por todas partes. Cuando leo, oigo y veo cosas, no puedo evitar esa sensación del boxeador groggy, que hace lo posible para no caerse, a ver si suena pronto la campana y le dan un minutico de descanso, a la vez que muchos consejos. Como a mí me gusta mucho el boxeo y procuro ver combates en televisión, lo que más me sorprende es que un tío que no sabe por dónde anda y al que le están dando como a una estera, se siente en su rincón, beba agua por una especie de cañica doblada, aguante unos consejos que supongo que no le llegan al cerebro, y salga recuperado. Y que no me hablen de tongo, porque del que tiene un ojo medio cerrado por los golpes se pueden decir muchas cosas, pero lo del tongo, no. España todavía está de pie, aguantando. Como nos ven un poco débiles, aprovechan y nos quitan un trozo de Repsol. Como piensan que hemos hecho un poco el tonto, nos aprietan desde Bruselas. Como algunas autonomías están acostumbradas a eso que los catalanes llaman campi qui pugui, o sea, a una mezcla de sálvese quien pueda y hago lo que me da la gana, ahora que les aprietan desde Madrid se ponen tontinas. Digo que nos ven un poco débiles, pero no que seamos débiles. Somos una familia que, por una serie de circunstancias, está en una situación un poco espesa. Pero eso no quiere decir que la familia sea un asco. Quiere decir que, como a todo hijo de vecino, a veces le salen bien las cosas y a veces le salen un poco peor. Y ahora, estamos en horas bajas. Y, como pasa con frecuencia, echamos la culpa al de al lado porque, eso sí, nos cuesta a veces reconocer que lo hemos hecho mal. Y que de aquellos polvos vinieron estos lodos. Señores, ahora es el momento de hacer las cosas bien. Y no digo eso de que el pueblo español lo ha demostrado otras veces porque, en confianza, a mí el pueblo español me parece igual que el francés, el alemán, el italiano y el ruso. Y no digo que también el inglés, porque un pueblo que conduce por la izquierda es otra cosa. Tenemos un Gobierno elegido por mayoría, por mucha mayoría. Como esto de criticar a todos se nos da muy bien, le acusamos de que nos ha engañado. Pero yo he leído el discurso de investidura del señor Rajoy y decía exactamente lo que iba a hacer, que coincide con lo que está haciendo. Dijo que iba a reducir el déficit, cosa que todos sabemos que se puede hacer de dos maneras: subiendo los ingresos y bajando los gastos. Cuando sube los impuestos, le acusamos de engañarnos y después le ponemos verde cuando nos tocan eso que hemos dado en llamar “los pilares del Estado de Bienestar”, que no sé quién nos dijo que eran gratis y nos lo creímos. Dijo además que iba a reducir la deuda pública. Y eso es puro y elemental sentido común, porque da la casualidad de que pagamos un montón de euros de intereses por esos dinerillos que nos han prestado, y cuanto menos intereses tengamos que pagar, más tranquilos estaremos. Y reducir la deuda quiere decir vivir de otra manera, peor, pero más real, porque lo otro era un cuento. Y cuando en el discurso dijo que iba a hacer que los bancos se tragasen 50.000 millones de la porquería que tienen en tres años, todos dijimos ¡viva, viva!, excepto yo, que pensé que, como tengo 100 acciones de dos bancos, si les tocaba a ellos, me tocaría a mí y adiós dividendo. ¡Si ya lo sabíamos, hombre! ¡Si además, el sentido común nos dice que en España sobran miles de personas que ocupan puestos políticos o pseudopolíticos! Ahí es donde viene lo del Presupuesto Base Cero, que consiste en hacer el presupuesto de tu familia o el del Estado, o el de una autonomía cualquiera, partiendo de lo que de verdad hace falta y no de lo que gastamos el año pasado. Imaginaos -me parece que lo he dicho alguna otra vez- qué pasaría si, con una hoja de papel en blanco, nos preguntáramos: ¿qué necesita esta autonomía para vivir dignamente?. Quizá la contestación sería: un presidente, dos secretarias -una para coger el teléfono y otra para escribir lo que le dicte el presidente, a no ser que él prefiera hacerlo directamente en el ordenador que se ha traído de casa-, y algunas personas más. Pocas. Y esto no es recentralización ni jacobinización. (Me parece que se dice así.) Es pensar con la cabeza, como haría una familia de El Grado, pueblo de 500 habitantes de la provincia de Huesca, que se caracteriza porque el Alcalde tiene sentido común y los habitantes, también, y por eso le eligen. Alguien puede decir que si echamos a la calle a mucha gente que hacer, hacer, no hace mucho, aumentaremos el paro. Yo creo que todo es cuestión de contabilidad. Si yo ocupo un puesto inventado en un organismo público, mi sueldo se pone en la columna Gastos del Presupuesto. Si se suprime ese sueldo y yo me voy a cobrar el paro, ese dinero se pone en la misma columna. Solo se cambia de sitio, pero la columna sigue igual: en cualquiera de los dos casos, ese gasto se tendrá que compensar con un ingreso (impuesto.) Y yo prefiero que ese gasto esté donde le corresponde, paro en vez de sueldo inventado, por dos razones. Una, porque sí, porque las cosas tienen que estar en su sitio. Y otra, porque eso del paro se termina al cabo de un tiempo y lo otro -lo del puesto inventado-, no. E incluso, puede darse el caso de que ese señor, en el tiempo que está cobrando el paro, monte un negocio y contrate 10 personas. Y hemos resuelto de un plumazo 11 problemas. En resumen, señor Rajoy: que le han elegido para que mande. Y si puede consensuar las decisiones con otros partidos, consensúelas. Pero si no, no las consensúe. Que en España, como en todas partes, hace falta eso que en las escuelas de negocios llaman un líder. (En el IESE, al principio, le llamábamos “hombre de vértice”. Luego, por lo de la paridad, le cambiamos el nombre a “persona de vértice”. Y decíamos que todo dependía de esa persona, aunque hubiera gente muy válida a su alrededor.) Pues hala, señor Rajoy, a ser hombre de vértice, líder o lo que quiera. Pero séalo, llénenos de ilusión seria, y repítanos hasta la saciedad, de una manera muy sencillica, lo que dijo en el discurso de investidura, que estaba muy claro. Hasta aqui escrito por el Sr. Leopoldo y ahora estas letras de mí cosecha.Me gusta este hombre por su sencillez y claridad en sus exposiciones. A veces me abre los ojos,en este artículo lo ha hecho en la parte en la que dice que si se echa a la calle a gente de la administración innecesaria(lease politicos y amígos de estos enchufados) aumentará el paro,esto si me preocupaba que se hiciera en este momento en él que no hay posibilidad de encontrar trabajo en ningún sitio de nuestra querida España,leyendo como explica el coste del sueldo ó el del paro poniendolo en la misma columna(sale de nuestros impuestos) me he dado cuenta de la razón que tiene,siempre lo digo,como cambia unos buenos argumentos. Un saludo. |