Estepa - Sevilla

En ocasiones, son cochinos desaprovechaos. No hay cosa mas tonta que mantenerse imperterritos en sus trece, ni cosa mas deseable que madurar con lo que nos alecciona el devenir de los dias. Pero decir eso aqui es como pedirle peras al olmo, cuando el que menos suelta bellotas si lo samarreas (salvo muy dignas excepciones).

Recuerdos de mi tierna infancia, me traen esperpenticas vergüenzas, en tiempos de apertura ideologicas a fuentes distintas a las ya de por si caducas, que eran impuestas. Recuerdo con la nostalgia propia de los años mozos, mi orgullo llevando en el pecho una estampita (la mar de mona) con una rosa sustentada por un puño cerrada en torno a ella. Dos dias hacia que hubierenme dado tan bonito adorno, el cual aun portaba, ya que por entonces era costumbre de cambiarse de ropa, cuando ahora lo es el casarse. Entiendase sabadete. Y segun cuento dirigiame yo imberbe y feliz a otro mitin que a falta de bonitos estandartes, me chafaron el orgullo, tornandomelo en vergüenza infinita de ser portador del simbolo demonizado en tal mitin (el ultimo al que he asistido, y el segundo que cuenta mi nevada testa).

Figurenseme en un mitin de psa, donde a falta de escuchar lo malo de antes y lo bueno que habia de venir y bla bla bla. Desprotigaban hasta la saciedad contra aquello que yo veia afin, mas que nada por la "s" que contenia el p"s"oe que creia coincidente con la misma letra del p"s"a. Y yo en medio del malogrado cine Florida con la estampita en el pecho.

Tarascás le daba a la cazadora para meterme el infame estandarte debajo del sobaco y no se viera tal, no sea que se pusieran a probar si yo tambien suelto bellotas a base de la consabida y natural somanta de hostias que como nubarrones veia cernirse sobre mi horizonte mas cercano. ¡¡Eso si!! ni pal copon me la arranque, que era muy bonita y si la despego igual luego se despega a voluntad propia y no a la mia.

Tiernos eran mis años, mi barba lampiña y la tripa plana. Y ahora en la dura madurez, de barba cana y prominentes raices, recuerdo cuando adoraba a hijos de meretrices entre los cualos no solo coincidian y siguen coincidiendo "s" sino abecedarios enteros.

Digo esto por que no teniendome por mas que nadie y aunque deseo entender en poca vida vivida por muchos de aquellos que aqui escupen, es patente que gran parte de la cabaña porcina de esta dehesa, cuentan con mas años que luces.

Y lejos ya de las dudas, soy consciente de la repugnancia que me producen aquellos no que no hayan aprendido lo que yo hice, sino aquellos que lo aprendieron y lo usaron y usan en beneficio propio, para ganarse su sustento a falta del fruto de sus manos.

Quien vive de los demas, esta condenado a vivir postrado.

UN SALUDO

Buenas noches compañeros,llanero solitario.

Parece que últimamente la he tomado con los griegos. Hoy le ha tocado a Diógenes el cínico (Sínope, 421 a.C. - Corinto, 323 a.C.)Algunos puntos en común con otros pensadores muchos siglos posteriores.
Diógenes se paseaba a plena día con una linterna encendida y cuando le preguntaban el motivo su respuesta era que estaba buscando un hombre.

Tu comentario, el final de tu comentario, me ha recordado otra anécdota que se le atribuye.
Un día que Diógenes comía lentejas (alimento de pobres en la época) llegó Arítipo, otro filósofo que vivía con comodidad adulando al rey Alejandro Magno y le recriminó "Si fueras sumiso al rey no tendrías que comer esa basura de lentejas" Diógenes no se mordió la lengua " Si tú aprendieras a comer lentejas no tendrías que degradarte adulando al rey"

No he podido menos que "jartarme reir" leyéndote, no por lo que relatas que poca gracia tiene echar la vista atrás y comprobar no ya lo poco que hemos madurado ni las escasas esperanzas, sino por la forma de exponerlo. La escena del cine Florida es antológica.

Nada nuevo bajo el sol.

Para la nostalgia he encontrado ésto:


Saludos.